miércoles, octubre 18, 2006

"Atavismo que mata"


El Porvenir
Rosario Ibarra

Le puse comillas al título de estas líneas porque era el nombre de una película que vi hace muchos años, la cual tenía semejanza con los terribles sucesos del México actual.

No puedo evitar las comparaciones de lo que hoy acontece con los hechos violentos que hace décadas conmovieron al mundo y dejaron una estela de crimen y de sangre en la historia moderna de este sufrido país.

Aparte, el cinismo con el que se fraguan y se hacen los fraudes electorales es copia fiel de aquellos alevosos que el "partidazo" de triste memoria sabía gestar.

Aún tengo en la mente las imágenes de las marchas obreras en silencio, cuando cargaban los ataúdes de sus compañeros asesinados, como hoy lo han hecho en Oaxaca.

Guardo también fielmente (y duele recordarlo) los testimonios de tortura de muchos compañeros que han luchado en distintas trincheras, pero de los cuales se hace tabla rasa en cuanto caen en manos de los sádicos torturadores... bástenos leer los diarios para establecer comparaciones: son iguales que hace cuatro décadas o más.

La verdad, todos estos señores de los partidos en contubernio, que años atrás el pueblo de México pensaba que eran distintos, han sacado a relucir las reales intenciones de su accionar "político" y son de una semejanza rayana en lo sanguíneo, parecen hermanos gemelos idénticos.

Y que no se atrevan a decir que no hay parecidos entre el gran fraude a favor del señor Calderón y el otro, el de Tabasco, que le otorga el triunfo al señor Granier, como otrora se los dieron a los candidatos priístas.

Que no salgan con aureolas de puritanismo y de limpieza de sus almas, cuando se han atrevido "a jurar en el nombre de Dios en vano", pues sus policías y sus agentes ilegales, reclutados de los más oscuros fondos de la represión, tanto en Oaxaca como en Tabasco, han sacado a relucir sus inhumanas prácticas, ofensa a la conciencia de la humanidad.

Todos estos señores de la soberbia, creyentes confesos, han incurrido en el terrible pecado capital del orgullo, llevado a su máxima expresión de la mano de otro pecado de igual tamaño, la ira, que se les trasluce hasta en el más "conmovedor" gesto de placidez beatífica que manejan a todas horas.

Y ¿qué decir del empecinado, del ensoberbecido, del obcecado, del terco de necedad infinita, del señor Ulises (¡lástima de nombre!), que neciamente sigue en el gobierno de Oaxaca, cuando sabe que el pueblo no lo quiere y, junto a sus contlapaches del gobierno federal, se aferra al "puesto" sin medir lo que su insana ambición y su orgullo pueden hacer que suceda? ¡Pobre México! Pobre pueblo pobre que lucha a brazo partido por sobrevivir; pobre pueblo "humillado y ofendido" por décadas... qué digo décadas... ¡por siglos!, díganlo si no los pueblos indios a los que la justicia se les ha negado siempre.

Pobre pueblo del que me honro en formar parte; pobres, sí, todos los burlados por los malos gobiernos; pobres de los miserables que huyen de esta patria dolorida para buscar sustento en la tierra que su gobierno ha tornado inhóspita; pobres de las madres y de las familias de los desaparecidos que tanto sabemos de dolor y de injusticia, de engaño y demagogia; pobres, pobrecitos todos los que creyeron en la "transparencia" del mendaz señor Fox y de todos los que le sirven o forman parte del engaño monumental... pero... quién creerá sus palabras, quién podrá deglutir la gigantesca mentira de la transparencia; cómo ubicar el pensamiento en la decencia que pregonan, con las declaraciones de "impoluta transparencia" de la "maestra", con ribetes intimidatorios que me han traído a la memoria atavismos odiosos... Sí, estamos viviendo un "atavismo que mata". Dirigente del Comité ¡Eureka!