martes, noviembre 07, 2006

SALIR DE CASA


El Norte

Ximena Peredo



No podemos caer en la tentación de creer que ya no hay nada que hacer por la Huasteca. Con tal de quedarnos tranquilos en casa, sin participar, absorbemos las falacias que circulan en el ambiente y que nos dicen que de nada sirven nuestras manifestaciones de rescate por el agua, la flora y la fauna que habitan en el Cañón de Ballesteros. Abrazamos pretextos para no manifestarnos, pero eso sólo alimenta la cultura de muerte. Es el momento de tomar postura a favor de la vida.


El 28 de octubre pasado, cuando me enteré de que el proyecto Valle de Reyes se había aprobado, pensé que la indignación ciudadana se iba a dejar sentir por todos los rincones del estado. No se trataba de una afrenta a un grupo focalizado que solicitaba nuestra solidaridad, sino de una ofensa a todos y a todos los que hoy vivimos y a las generaciones que están por llegar. Creía que ahora sí no podría haber divisiones entre ricos y pobres, mujeres y hombres, conservadores y liberales. Ésta era una lucha que nos involucraba a todos por tratarse del agua que tomamos y que nos mantiene con vida.


Lo extraño es que la causa está siendo defendida por muy pocas personas hasta ahora, lo que me hace creer que la información sobre los impactos ambientales que tendrá el proyecto no ha llegado a todos o bien, que las falacias en contra del activismo ciudadano han lapidado, incluso, nuestro instinto de supervivencia. Los regiomontanos somos muy dados a creer que lo único importante es concentrarnos en hacer dinero y gastarlo y esto facilita los desfalcos, fraudes y ecocidios que el gobierno puede cometer o permitir. Pero, ¿de qué nos servirá el dinero cuando no tengamos agua que tomar?

Los padres de familia creen que la invitación es para los jóvenes; los jóvenes creen que no les toca todavía tomar postura; las escuelas y universidades piensan que no sería políticamente correcto hacer un llamado para manifestarse en contra de Valle de Reyes; las empresas prefieren el silencio a provocar al gobierno; en fin, que mientras todos nos hacemos de un pretexto, La Huasteca pierde defensores y, al final, estamos convirtiéndonos en vendedores sonrientes de las 5 mil lujosas casas que el proyecto pretende construir.


Que quede bien claro, el proyecto Valle de Reyes es ilegal. El Parque Nacional Cumbres de Monterrey está protegido por decreto presidencial (publicado en el Diario Oficial el 17 de noviembre de 2000) y por la UNESCO que, justo el 27 de octubre, la inauguró como Reserva de la Biósfera.

No se pueden violar estos dos documentos. Es inaudito que el Gobernador respalde
el proyecto cuando viola flagrantemente el estado de derecho. Además de ello, resulta escalofriante que las autoridades avalen un ecocidio tan vergonzoso que dañará los mantos freáticos que abastecen el 50 por ciento del agua que usamos en Monterrey y la zona metropolitana.


Manifestarse a favor de la vida nunca será violento. El movimiento ciudadano que se ha venido gestando es pacífico porque la causa es la vida y el amor a la naturaleza. Permanecer pasivos bajo el argumento de que no nos gusta la violencia es, de nuevo, caer en la tentación de la indiferencia.

Asistir a las marchas o los plantones no es la única forma válida de manifestación. Cada quien puede personalizar su lucha de las maneras más insospechadas y efectivas pero lo importante es actuar con determinación.

Soy una convencida de que el proyecto se va a detener si vencemos las inercias que nos mantienen en casa y salimos a defender lo que es de la humanidad y no de unos pocos.

Espontáneamente han surgido varios grupos, pero las informaciones sobre los eventos y las resistencias no nos llegan a todos. Existe una página de internet que podría servir como órgano informativo: www.lahuasteca.org.

Todos somos importantes y hacemos falta. La Huasteca nos mira desde
arriba.