viernes, febrero 16, 2007

¿Fox delincuente?.


REFORMA.

Carmen Aristegui F.

Vicente Fox da pie con sus declaraciones para que se abra una investigación de oficio sobre su influencia en las elecciones del 2006. ¿Intentará además de todo golpear el gobierno de Felipe Calderón?

Vicente Fox no deja de sorprendernos. Parecía insuperable la declaración, hace varias semanas, a la periodista Yuriria Sierra sobre haber ganado dos veces la Presidencia. En el año 2000 él, y en 2006 cuando ganó con su candidato. "Para que te digo que no si, sí", le dijo en una confesión que ratificaba lo ampliamente dicho y sabido sobre la obsesión de Fox por impedir a toda costa -y como finalmente ocurrió- que López Obrador llegara a la Presidencia.

Esta semana en el Kennedy Center (ante 400 sillas ocupadas de 2 mil disponibles según informa Dolia Estévez en El Semanario), Fox reconoció que perdió con el ex jefe de Gobierno en el tema del desafuero pero se desquitó, 18 meses después, con el triunfo de su candidato.

Más allá de simpatía o antipatía por Calderón o López Obrador, estamos frente a la confesión de parte de Vicente Fox de una utilización indebida -¿o ilegal?- de los aparatos políticos y de justicia al alcance de un Presidente -de un país como México- para impedir, por las razones que sean, que un actor central de la contienda prosperara en su cometido.

Se agrega ahora la acusación que hizo el senador Carlos Navarrete a quien fuera secretario particular de Fox, Emilio Goicoechea. Navarrete dice que el 26 de enero de 2006, Goicoechea convocó a empresarios a quienes pidió impedir que ganara López Obrador y les habría preguntado si tenían acceso a periodistas estadounidenses para filtrar información, en poder del Ejecutivo, para afectar su imagen. Goicoechea niega dichas imputaciones. Veremos en qué para este asunto, pero alimenta el reclamo a la actuación del ex Presidente.

La agravante para Fox tiene que ver con que este país votó por él en el año 2000 con la fuerte esperanza de cambiar los ejes de la política para garantizar, entre otras cosas, que las elecciones fueran -como dictan las democracias- espacios de competencia con equidad y transparencia para que se expresara la voluntad de los electores -cualquiera que ésta sea- sin la intromisión de factores, incluso hoy, prohibidos por la ley.

Fox no sólo deshonró sino que abiertamente traicionó ese mandato. La declaración en Washington pinta de cuerpo entero al ex Presidente. Le da pie al PRD para exigirle al IFE una investigación de oficio y de paso, le permite decir a Leonel Cota que esto también pone en evidencia un muy claro acuerdo entre el ex Presidente y el líder del PAN, Manuel Espino, para "hacer más chaparrito al gobierno de Calderón".

Si así fuera, sería el colmo que además de todo, Fox intentara debilitar a Calderón en alianza con Espino y estropeara los frágiles equilibrios que aún quedan en el país después de lo ocurrido en el proceso electoral. La única virtud de la grave crisis por la que México ha atravesado, ha sido la de imprimir urgencia a la necesidad de replantear, en su conjunto, al sistema político mexicano a través de una postergadísima Reforma del Estado, cuya ley acaba de ser aprobada por unanimidad en el Senado en un claro reconocimiento de la clase política de que así como están las cosas nadie va a poder gobernar este país.

Sólo falta que Fox, con lo dicho en Washington, trastoque el panorama. Aunque sin consecuencias para él, el TEPJF ya había reconocido (de forma limitada) el intervencionismo de Fox. En el texto que valida la elección se puede leer: "...esta Sala Superior no pasa por alto que las declaraciones analizadas del Presidente de la República Vicente Fox Quesada, se constituyeron en un riesgo para la validez de los comicios que se califican en esta determinación que, de no haberse debilitado su posible influencia con los diversos actos y circunstancias concurrentes examinados detenidamente, podrían haber representado un elemento mayor para considerarlas determinantes en el resultado final, de haber concurrido otras irregularidades de importancia que quedaran acreditadas".

Se recuerda también que un miembro de ese tribunal llegó a decir que Fox había sido el factor que puso en mayor riesgo la validez de la elección. El punto con Fox ya no es si es irresponsable, torpe o cínico, como ha quedado demostrado, sino si deben y pueden fincársele responsabilidades por su actuación.