viernes, diciembre 22, 2006

Testimonios


Testimonios de los Presos de la APPO

(Primera de dos partes)

Recabados por el Diputado Othón Cuevas

SILVIA BRIGIDA.

Profesora, originaria de Ayoquezco de Aldama, Zimatlán se quejó del maltrato verbal que reciben de algunas vigilantes, no de todas, aclaró. Se dolía sobre todo de la manera humillante como trataban a la gente humilde, a las indígenas. Les gritan mucho, nos dijo y “es que no es fácil entender todas las instrucciones que nos dan, son muy estrictos. Yo como maestra sé que para que una persona aprenda algo es todo un proceso y aquí no nos tienen ningún tipo de consideración, la mayoría de la gente es muy humilde, algunos hablan poco español y otros de plano nada, es a esta gente a la que más mal tratan”, denunció.

Aunque no muestra ningún signo de violencia física, aún se duele de la golpiza que sufrió durante su detención en Oaxaca, es por ello que ella prefiere quedarse aquí y no regresar a una cárcel en Oaxaca. “Si nos mueven de aquí que sea para dejarnos en libertad y ojala sea pronto, no queremos pasar aquí la Navidad ”, nos suplicó entre lágrimas.

“Padezco crisis depresivas, es horrible estar encerrada sin poder hablar con nadie, sin ver la luz del sol, sin recibir visitas”. Silvia comparte la celda con Celia Salazar, mujer triqui a la que le prohibieron hablar en su lengua durante la única visita que tuvo de su esposo.

ELIZABETH CANTON MENA

”A mi me detuvieron cuando me dirigía con mi esposo, Ismael Sánchez, a una cena. Vimos a mucha gente que venía corriendo y de repente cayeron a nuestro lado bombas de gas lacrimógeno y los dos perdimos el control. Solo escuchaba los gritos de mi esposo al que sin piedad lo estaban golpeando los de la PFP ”. Me llevaron al zócalo y me entregaron con unas mujeres vestidas de civil que nos siguieron maltratando, nos amarraron de las manos y nos subieron a una camioneta donde nos pusieron bocabajo, unas sobre de otras, nos pisoteaban y nos decían que nos enterrarían vivas.

“A mi esposo lo volví a ver cuando nos estaban trasladando para acá, estaba desmayado, bañado en sangre, con la cabeza rota... Un policía, con aspecto de jefe ordenó que lo enterraran, porque ya estaba muerto entonces vi como mi esposo reaccionó y les dijo que estaba vivo y fue así como llegó hasta aquí. Por mas que he pedido que me dejen verlo no me han dejado verlo, no se como está”.

Elizabeth comparte la celda con Elia Coca Gómez y con los tres hermanitos de ella. “Ellos están bien”, dice. Agradeció nuestra visita y nos pidió exigir la liberación de todos los detenidos, “somos inocentes, hay gente que ni siquiera sabe lo que paso ese día”.

FLORINDA JIMÉNEZ

Florinda es una profesora indígena, lleva dos años de servicio en una comunidad cercana a la suya, de donde es originaria, Tamazulapam, Mixe. Ella estaba muy mal anímicamente y nos recibió con un “ya no quiero vivir, me quiero suicidar. Mi vida ya no tiene sentido, me destruyeron mis ilusiones. Yo estudié con mucho esfuerzo, mi sueño es tener una carrera y ahora ya no podré lograrlo”, nos dijo.

Y es que ella nos contó que “ese día fui a Oaxaca a comprar los útiles escolares de mi hermanito, yo no sabía nada de lo que estaba pasando cuando me agarraron. Había ido también a tramitar lo de una beca que la Fundación Ford y el CIESAS me habían otorgado para ir a estudiar a la Universidad de Barcelona. Esta beca me la dieron por ser indígena y por estar dentro de los 20 mejores estudiantes del país”. Ella nunca dejó de llorar y se siente responsable de la situación tan difícil por la que está atravesando su familia ya que de ella dependen dos hermanos y su padre, mayor de edad y enfermo.

La única visita a la que tienen derecho al mes la tuvo por parte de su hermanito, nos dijo. Su hermana está en el plantón que los familiares mantienen en el centro de Tepic. Florinda comparte la celda con dos hermanas, Carmen Cruz y Jovita Cruz así como con María del Socorro Aragón Cruz y Rosalía Aguilar Sánchez, de la ciudad de Oaxaca. También está con ella la señora Paulina Morales y una señora de Tuxtepec de nombre Mercedes. Son siete en total las que están en esta celda y nos les permiten hablar en voz alta y cuando alguien llora fuerte la callan con gritos y con insultos. “Es mucha la gente que ya está desesperada”, concluye.



FELIPE SANCHEZ RODRIGUEZ

Felipe es director de una ONG llamada Calpulli, que atiende a niños de muy escasos recursos en las lomas de Santa Rosa. Les brindan desayunos y apoyo pedagógico. A Felipe lo detuvieron junto con Edgar Alejandro Molina Cuevas cuando se dirigían a la Terminal de autobuses ADO para comprar un boleto, ya que el 1º de diciembre asistiría a una reunión del Foro Oaxaqueño de Niñez, FONI, a la costa oaxaqueña en las instalaciones de otra organización parecida a la suya llamada CECIPROC.

“Aquí estamos”, nos dijo, “con las pilas muy bajas pero esperamos que esto pase pronto. Yo no participé en la marcha y menos en los trancazos, no soy de pleitos”, aseguró. Felipe también es hombre muy comprometido con el movimiento de Alcohólicos Anónimos desde hace varios años.

“A mí me detuvo gente vestida de civil, no eran de la PFP. Me llevaron en la batea de una camioneta a una casa, no se dónde y ahí me golpearon, me preguntaron por todos los nombres que llevaba en mi agenda, que quiénes eran y cual era su relación con la APPO. Me torturaron con toques eléctricos en las tetillas y en la nariz. Simularon una ejecución, ¡fue horrible!”. Felipe explicó que la redada la hicieron alrededor de donde se dieron los hechos violentos y que es por eso que recogieron a mucha gente que no tenía nada que ver ni con la marcha que ese día se había llevado a cabo.

Por ejemplo, nos cuenta que “un tal Jesús, un joven ahí detenido no sabe ni siquiera quién es Flavio Sosa, ni sabe que es la APPO. Este chavo venía saliendo de su templo, es de la Luz del Mundo, y cuando estaba atravesando la calle para comprar un refresco lo detuvieron y le pegaron, igual que a todos”.

JORGE SOSA

Fue diputado local por el PRD en Oaxaca, es abogado y como tal tiene idea del proceso. Venía muy preocupado que lo llevaran a ese lugar para dictarle la sentencia pero al reconocer al Diputado Joaquín se tranquilizó. Nos contó la tortura que le aplicaron y que, al igual que Cesar Mateos, estaba aislado. De él se decía que lo habían cambiado de penal y sus familiares nos pidieron preguntar por él.

JAVIER SOSA MARTINEZ

Javier es Autoridad en su comunidad, San Juan Yaeé. Ese día, el 25 de noviembre, fue a recoger a su hija a una esquina donde la dejaba su maestra de danza, en la esquina de Venus, esquina con Niños Héroes de Chapultepec. Vio como la PFP venía corriendo detrás de un grupo de jóvenes y cuando pasaron junto a él fue derribado. Lo patearon en el suelo y un policía tomó sus lentes y los destruyó en su cara. “Me urge salir para demostrar que no tengo nada que ver con esto, yo soy autoridad de mi pueblo y tu sabes lo que esto significa”, le dijo al diputado Carlos Martínez, de la Sierra Juárez. Hay muchos estudiantes aquí detenidos, del tecnológico, de la UABJO , a nadie le dejan meter libros o papel y pluma para escribir. Javier tiene lesiones en la cabeza y suturas mal hechas.