PERFILES E HISTORIAS
El Norte
Daniel de la Fuente
A partir de que el Municipio de Guadalupe aprobó el cambio de uso de suelo para erigir un estadio, la polémica por el territorio en torno al Río La Silla, el único bosque en la mancha urbana, promete extenderse
(28 noviembre 2010).- Carlos Méndez camina por un sendero que lleva del pastizal de un autocinema abandonado a la vegetación espesa en torno al Río La Silla, de torrente casi siempre vivo.
El hombre alto y de cabello lacio contempla los alrededores: fue allí, cuenta, que hace 45 años su padre los llevaba a él y a sus 11 hermanos a gozar de días de campo, bañarse y correr por el territorio inmenso.
"Fueron días espléndidos", reconoce el comerciante, melancólico. "Aquí encontrábamos un lugar hermoso, natural y hasta oscuro de tanta planta, lleno de mariposas".
Lo siguen María Esparza y Martha Reyes. Una lo corrige: "Aún está todo eso allí". También estas vecinas disfrutan con sus familias de este bosque, el único de la zona urbana fuera de Chipinque, al que cada vez se le ven más pavimento y residencias.
A lo largo de sus vidas, los tres no han dejado de venir a este predio que, en 1983, el Gobierno adquirió para reservarlo como zona natural que brindara los servicios ambientales que requería el área metropolitana.
Además, era la única por la que corría un río vivo: La Silla.
Sin embargo, a las 366 hectáreas del terreno, la autoridad le agregó un zoológico, que luce descuidado, y un parque de diversiones manejado por particulares.
En el 2008, el Gobierno del Estado y la Iniciativa Privada anunciaron la creación de un parque ecológico, integrando El Tolteca, Río La Silla y La Pastora. Después, ésta última fue declarada Área Natural Protegida, en Categoría de Parque Urbano.
Todo era predecible con la cláusula de que se podrían construir "áreas deportivas": el proyecto del nuevo estadio del Club de Futbol Monterrey venía en el paquete. Una nueva sede que ha sido el sueño de la afición de los Rayados del Monterrey.
Sin embargo, esto le ha quitado el suyo a los vecinos del entorno, pues prevén la devastación de aquel paraíso, planchas de concreto distorsionando el ambiente, miles de autos frente a sus cocheras, ebrios, basura, escándalos.
Esto es por lo que ellos y activistas que consideran el proyecto una barbarie contra el medio ambiente han dado la batalla.
Cuenta Israel Cavazos, Cronista de Monterrey y oriundo y vecino de Guadalupe, que los primeros dueños del bosque datan de la era de Luis Carvajal y de la Cueva, fundador de la capital nuevoleonesa antes que Diego de Montemayor.
Mucho más tarde, los predios pasaron a la autoridad, la cual los vendió para construir el Palacio Municipal guadalupense.
El nombre del Río La Silla no tiene ciencia, dada la cercanía del símbolo de Monterrey, no así el de La Pastora, que se piensa es por haber sido aquélla tierra de pastoreo: en realidad la llamaron así por la Virgen María.
Al igual que Carlos, el vecino de pelo lacio, Israel paseó en aquel bosque. Se recuerda en días de campo con los hijos.
"Es lo único de ese tamaño que tenemos cerca para descansar", asegura.
Carlos también. La vida que les dieron a él y a sus 11 hermanos sus padres, empleado de fábrica y ella del Seguro Social, incluía paseos en torno a las riberas del Río La Silla los fines de semana.
La mancha urbana creció en los 70 en torno al bosque y hoy son decenas de colonias. María dice que en aquel tiempo se enteró de los predios en venta de la Inmobiliaria Progreso a través del programa Aficionados de Rómulo.
"Los domingos aquí eran una fiesta: venía gente de todas partes, había shows, venían los Vip's; niños y jóvenes jugaban futbol, y se vendían lonches y naranjas con chile".
Martha comenta que sus suegros fueron los primeros en vivir en ese paraíso: Maximino Trejo, dedicado a la fabricación de tanques de fibra de vidrio, y María Orozco, costurera, hicieron de esos terrenos los jardines para sus cinco hijos.
Atraídos por la naturaleza, vino el alud de colonias y miles de familias que han sido custodios de la floresta.
Ahora Carlos, María y Martha descansan junto a otros vecinos en un parque que ellos mantienen en la Colonia Alamedas de la Hacienda, donde se reúnen cada semana desde que en el 2008 el Gobierno de Nuevo León y la empresa Femsa anunciaron la construcción del estadio modernista y con espacio para 50 mil aficionados.
El coso estaría integrado al Parque Ecológico La Pastora, de siete kilómetros de longitud.
"Sí al estadio, pero en otro lado" es el mensaje que activistas del Colectivo Ciudadano en Defensa de La Pastora, al que están unidos vecinos de la zona, han buscado hacerle llegar al Gobernador Rodrigo Medina y a José Antonio Fernández, director de Femsa, sin que hayan dado acuse de recibo.
Incluso Medina ha pedido "acelerarle" al proyecto, por el que dio en comodato a Femsa 26 hectáreas por más de 60 años.
Les parece poco, dice el biólogo Antonio Hernández, quien ha recibido amenazas por correo electrónico, dañar una zona que recarga mantos acuíferos, nivela la temperatura y brinda oxígeno.
"La biodiversidad es importante. Hay 52 especies de flora, nueve de mamíferos, 13 de reptiles y 85 de aves, todo por desaparecer al poner una mole de concreto.
"La zona metropolitana de Monterrey tiene 748 hectáreas de parque urbano. De ellas, 360 corresponden a La Pastora".
No existe parque que se aproxime en extensión a La Pastora en el área metropolitana, dice: ni el Niños Héroes, otro que ha sido abandonado; Fundidora, privatizado en buena medida, o el Lineal, hoy destruido.
Si la ONU recomienda 15 metros cuadrados de área verde por habitante y en el área conurbada hay 4.45, hay un déficit del 75 por ciento, lo que hace polémico el proyecto de Femsa, pues mientras Monterrey tiene el 40 por ciento del total de parques urbanos, Guadalupe posee 7 y casi todo en La Pastora, área que se vería colapsada, dicen, por el estadio y sus vialidades.
Antonio señala que retirar vegetación al Río La Silla provocaría lo que en el Santa Catarina cuando "Gilberto" y "Alex".
Los vecinos tomaron mal desde el principio lo del estadio: si antes criticaban la fragmentación en la que consideran cayó la propiedad de la Ciudad de los Niños y la construcción de negocios y fraccionamientos en los márgenes del bosque, hoy dicen no dormir pensando en el caos y que el Gobierno les pueda hasta pedir abandonar sus casas para demolerlas.
"Nadie nos ha venido a presentar un proyecto", asevera Martha. "Ha habido gente de la tercera edad enferma nada más de ver gente desmontando, tomando medidas".
El Gobierno y Femsa han reiterado que harán del estadio y el parque un proyecto sustentable y respetuoso de los vecinos.
La inversión para el inmueble de clase mundial, diseñado por la firma HOK-Sports, será de 2 mil 300 millones de pesos y generará 2 mil 500 empleos, ha dicho José González Ornelas, consejero de Femsa en el Club de Futbol.
El proyecto contempla 100 mil árboles y un área comercial integrada por restaurantes, bares, tiendas y un museo, además de nuevas vialidades. Un anhelo de buena parte de la afición rayada, que por años ha exigido una sede de mayor envergadura.
Los que siguen y se reúnen en el Colectivo Ciudadano piensan de la misma manera, pero exigen que se haga en otro lado.
Para el ecologista Guillermo Martínez Berlanga, activista en frentes como el establecido contra la privatización paulatina del Parque Fundidora, el Arco Vial Sureste y Valle de Reyes, La Pastora tiene dos valores: monetario y ambiental.
"Si le sacas a 26 hectáreas un promedio de 5 mil pesos por metro cuadrado -doy cifras de Héctor Castellanos, presidente de la Sociedad de Urbanismo Región Monterrey-, el valor del predio es de mil 300, mil 500 millones que se les regalan a Femsa.
"Pero el que más vale es el ambiental: la única estación de monitoreo que no recibe contaminación en el aire es La Pastora. Por otra parte, reponer un bosque que sólo se da en ríos lleva entre 400 y 500 años".
Guillermo vas más allá: Femsa echaría mano del manto acuífero de La Pastora para sus bebidas. Gobierno del Estado ha condicionado el comodato a que la empresa no puede hacer esto.
Esto sin hablar de la salud de los animales del zoológico: ¿qué será de ellos ante la explosión de juegos pirotécnicos con que celebran los goles o el ruido descomunal de los eventos?
El ecologista dice ser optimista: que el Cabildo guadalupense haya cambiado el uso de suelo de La Pastora sin tener plan de desarrollo, obligatorio por ley, hace fácil el alud de amparos.
"Hay que abrir los ojos: el último reporte de cambio climático en Nuevo León que hizo el Tec dice que, hablando en términos de salud, el enfermo está grave. ¡Y viene una sequía tremenda!
"Una ciudad similar, Atlanta, tiene 53 parques públicos de 20 hectáreas cada uno y Monterrey sólo dos y los dañan. No es posible: esto del estadio es el pago a favores políticos".
Esto sin contar lo que 40 de 42 diputados consideraron al aprobar el comodato: que el estadio es de utilidad pública.
Armando Torres, del Colectivo Ciudadano, dice que hay una tendencia mundial a privatizar espacios públicos.
"Esto ha traído problemas en el tejido social: basta recordar aquí las canchas del Río Santa Catarina, de las que fueron expulsados los jóvenes de la Colonia Independencia, y las plazas tomadas por fraccionamientos".
Los vecinos, documentados ya, recuerdan que Adalberto Madero quiso obsequiar a una televisora un parque de la Colonia México, y hablan sobre la depredación de la que son objeto los cerros cercanos.
"Al priorizar al mercado olvidan, cito a Antanas Mockus (ex Alcalde colombiano), que la gente no sólo es importante: es sagrada", subraya Armando.
Vecinos y activistas se han manifestado en todas partes: Femsa, Palacio de Gobierno, Congreso, Palacio Municipal de Guadalupe, La Pastora misma. Dicen que no dejarán de hacerlo "Fíjate la contradicción", explica Carlos. "¿Por qué dicen que plantarán árboles en torno al estadio? ¿No ven esto?".
El bosque, expresa, y silencioso lo muestra con los brazos abiertos. El de su infancia y el de su edad adulta.
Su bosque y el de todos.
lunes, noviembre 29, 2010
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