lunes, julio 28, 2008

Mi Propia Version



Ximena Peredo/ Grupo Reforma


La primera vez que vi al Cerro de la Silla estaba apoyada en la ventanilla del automóvil de mi tío, que nos recogía del aeropuerto. Nos mudábamos a Monterrey. Venía como clásica adolescente envuelta en mis pensamientos, llena de añoranza por los amigos que dejaba en la isla; miraba a un lado y a otro, con el gesto fastidiado, insatisfecha. Tal vez por eso mi tío cambió el tema sorpresivamente y, mirándonos por el espejo retrovisor a mi hermana y a mí, nos señaló una gigantesca montaña: "Ése es el Cerro de la Silla".

Luego lo vi cientos de mañanas en las que esperaba a que mi mamá sacara el carro de la cochera para cerrar la reja y partir rumbo a la escuela. Clareando la mañana despuntaba como Sultán. Esos ratitos en lo que lo contemplaba tomada de los barrotes, ahora me doy cuenta, me sirvieron para relacionarme secretamente con él.

Pero entonces era una adolescente típica y las montañas sólo constituían un escenario para vivir. Habituada al paisaje marino, al horizonte azul verdoso, al olor salino y al murmullo constante del mar, la sierra y los cerros eran unos personajes extraños y gigantescos, que tapaban la vista al mar. Fue la visita al campo, a la Sierra de Arteaga y a la de Galeana, donde acampábamos por semanas enteras, la experiencia que me valió para irme insertando en esta comunidad, para poner mis dos pies en esta tierra y soltar a Ciudad del Carmen, Campeche, como punto obligado de retorno.

Muchos años después subimos a acampar a Chipinque, a la Mesa del Epazote. La noche cayó sobre nosotros y, sin embargo, el resplandor y el rumor de la ciudad permanecieron constantes. Desde ahí, rodeada de luciérnagas, inhibida por los misterios del bosque, enmudecida, fue que pude sentir un poco la solitud de la montaña, su fidelidad, su paciencia en las madrugadas, cuando la ciudad no calla y no deja de moverse.

Cuando visité la Sierra Cerro de la Silla, específicamente el Cañón de Santa Ana, en donde se pretende construir el túnel del Arco Vial Sureste, me quedé pasmada. La Sierra oculta misterios inimaginables como ríos de lampazos, ojos de agua color turquesa, aves rojas, azules, todas contentas. La Sierra protege y nutre. Los olmos, encinos y álamos son los sabios ancianos de la comunidad, los osos, los jabalíes y los jaguarundis la juventud.

Además de los argumentos ecológicos y jurídicos que cuestionan severamente el proyecto Arco Vial Sureste dentro de un área que el Gobierno tiene la obligación de preservar, existen argumentos muy personales que cada uno de nosotros guarda en su memoria y en su corazón y que nos impulsan a defender a las montañas de más hurtos y agresiones.

Producto de un estilo de vida comercial es que hemos llegado a pensarnos solos. Se nos está olvidando que lo verdaderamente valioso, como diría "El Principito" de Antoine Saint Exupéry, es invisible a los ojos. Los bosques no cobran sus servicios, ni los insectos, ni la tierra que nos regresa la lluvia. La generosidad de la naturaleza, que no firma su obra, ni espera aplausos por sus milagros es enteramente gratuita y para todos, incluidos los depredadores, que se sienten hijos de otra naturaleza, no de ésta, la gratuita y la magnánima.

Creo que el Gobierno estatal reconsiderará el proyecto Arco Vial Sureste. Ya el Congreso Local ha hecho pública su intención de revisar el proyecto en virtud de las irregularidades que han venido aflorando. Ya la sociedad salió a las calles a protestar. Cada día es más latente que la ciudadanía va hacia un lado y los gobiernos montados en aplanadoras hacia otro.

El Cerro de la Silla y su sierra nos provocan a todos sentimientos hondos. Cada quien tiene su versión para estar en contra de otro proyecto ecocida; las próximas generaciones merecen tener su propia versión. Ésta fue la mía.


ximenaperedo@yahoo.com.mx

sábado, julio 26, 2008

por una estrella roja

José David Vega Becerra*

26 de julio de 1968.

“En ese mes estaba trabajando y preparando nuestra graduación para el 15 de agosto, por los medios de comunicación me entero de la gresca en la Ciudadela, de la Vocacional 2 y la 5 contra la preparatoria Isaac Ochoterena; el acontecimiento no tenía nada de extraordinario. Sobre todo tratándose de una vieja rivalidad, lo significativo del hecho fue la intervención de la policía y la agresión contra los estudiantes y maestros de la Vocacional 5 a manos del cuerpo de granaderos.
“Hago contacto con Arturo Martínez Nateras, de la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED); evaluamos la situación, nos preocupaba que la dirigencia de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (charra) tratara de aprovecharse para recomponer su endeble situación. Decidimos intervenir y sustraer a los compañeros de las vocacionales de la influencia de esta camarilla.

“Estaba en juego la representatividad estudiantil entre los grupos en disputa. Hicimos un recuento: teníamos militantes de la CNED en Vocacional 7, el primo de Nateras y un hermano de Posadas estaban en el comité. César Tirado participa en esta reunión como representante de los estudiantes provenientes de Puebla e informa que hay compañeros en otras escuelas. Tenía una relación con Genaro Alanís, secretario general de la sociedad de alumnos de Vocacional 5.

“Con esa endeble fuerza pero confiando en la validez de nuestros planteamientos, se me asigna organizar la resistencia y orientar a los estudiantes de las vocacionales para irnos a la Alameda a solicitar el apoyo de los estudiantes de la universidad, donde la CNED tenía cierta influencia. Se tenía programada una marcha para conmemorar la gesta cubana del 26 de julio.

“Arranca la marcha politécnica de la Ciudadela al Casco de Santo Tomás, ubico a los compañeros y nos vamos con el contingente; al llegar al Monumento a la Revolución. Efraín García, de la Escuela de Economía y representante del Movimiento de Izquierda Revolucionario Estudiantil MIRE, arenga al contingente denunciando la escasa eficacia de tal marcha y exige trasladarse a protestar al Zócalo; como los ‘fenetos’ pretenden llevarse a los estudiantes al Carillón reaccionan, se inicia una zacapela y hay confusión. Me identifican en el grupo que les hacía contrapeso y me persiguen por el Monumento de la Revolución para golpearme. Los de la FNET recobran momentáneamente el control del contingente, se reanuda la manifestación de acuerdo con el plan inicial, se establece sobre la marcha una alianza entre el MIRE y la CNED para disputar el control de la movilización; llegando al Casco de Santo Tomás les arrebatamos el mando. Los contingentes toman camiones enfilando al Zócalo y a la Alameda. Nunca había participado en una acción de este tipo, pero reconozco la importancia de tener un pequeño grupo organizado, que en estas condiciones puede conducir y guiar a una masa enervada y con ganas de desquite.

“Llegando a la Alameda, me llevo a Genaro Alanís y le pido la palabra al conductor del mitin, Arturo Martínez Nateras. Alanís sube al estrado y solicita apoyo para las demandas de la Vocacional 5, tiene una respuesta inmediata, el contingente decide dirigirse al Zócalo, nos enfilamos por la calle de 5 de Mayo y topamos con alumnos de la Vocacional 5 que son correteados por el cuerpo de granaderos; el enfrentamiento se generaliza por toda la Alameda, se dispersa el contingente estudiantil por todo el centro, dando lugar en los hechos a la alianza Poli-UNAM y al inicio del movimiento estudiantil de 1968.”

* José David Vega Becerra, delegado al Consejo Nacional de Huelga por la Escuela Superior de Ingeniería Textil. Nació en la ciudad de México el 17 de abril de 1946.

Texto incluido en el libro Octubre dos. Historias del movimiento estudiantil, de Ortega, Mario (1998). México, Universidad Autónonoma Metropolitana-Xochimilco.

jueves, julio 24, 2008

Algo anda mal



El diario La Opinión de Los Ángeles publicó ayer una extensa entrevista con Carmen Aristegui, recientemente galardonada con el premio María Moors Cabot de la neoyorquina Universidad de Columbia. Le preguntaron, entre otras cosas: “¿Algo está mal en México?” Y repuso la conductora de CNN en español que fue obligada a dejar su programa de radio en la W: “Hay muchas cosas que están mal en nuestro país. Yo creo que tenemos un panorama muy preocupante si hablamos de la calidad de la vida democrática.
Creo que es una democracia empobrecida a raíz de varias cosas, de un proceso electoral como el de 2006, que nos hizo retroceder seriamente en terrenos que creíamos ganados. Hay otros temas que preocupan profundamente y tienen que ver con la espiral de violencia en nuestro país, que se dice fácil pero estamos hablando de 2 mil muertos en lo que va de 2008 y no sabemos cuántos miles de muertos en los últimos años a raíz de estas confrontaciones entre el narcotráfico y las fuerzas del orden, que alcanzan niveles que ya rebasan cualquier conflicto bélico”.
Millones de mexicanos pensamos igual que tú, querida Carmen.

Para construir una Radio Independiente www.somosunoradio.org


ASISTE !!

jueves, julio 17, 2008

La Clínica San Carlos en Norogachi



Arnoldo Kraus

Desfuerzado es la palabra que más repetían los enfermos, tanto mestizos como rarámuris, que acudían a atenderse a la Clínica San Carlos en el muy pequeño poblado de Norogachi –ciudad de los cerros redondos. Ya sea en castellano, o en raráramuri, de acuerdo con la traductora que fungía de vínculo y enfermera, desfuerzado fue, sobre todo en los tarahumaras, el malestar más frecuente. Cansancio, enfermedad, agobio, imposibilidad para entender lo que sucede en el cuerpo, padecimientos crónicos, escasez y miseria son, entre otros, algunos de los significados de la vivencia desfuerzado(a).

La Clínica San Carlos, a pesar del admirable esfuerzo de las monjas-doctoras, Leonor y Angélica, y del magnífico equipo de enfermería constituido por monjas también mostraba signos de desfuerzamiento. Falta o ausencia de recursos médicos, de elementos mínimos de laboratorio, de aparato de rayos X y de medicamentos esenciales imposibilitan el buen ejercicio de la medicina y limitan los resultados de los esfuerzos diagnósticos y terapéuticos. Ante esa miríada de elementos negativos, aunado a la lacerante e intolerable injusticia social que golpea sin piedad a la población rarámuri, resalta la gallardía y la bonhomía de todas las personas que de una u otra forma dan vida a la clínica, donde confluyen la labor de las monjas-doctoras con el invaluable y admirable apoyo del grupo extramuros que la sostiene.

Norogachi es un enclave mestizo en la sorprendente sierra Tarahumara. Clínica San Carlos es un pequeño sanatorio que dignifica el valor de la medicina y ofrece atención médica a quien lo solicite. Para la población tarahumara vecina a Norogachi, Clínica San Carlos, amén de ser la única opción para atender sus enfermedades, es un refugio invaluable. Ahí se escucha, se palpan cuerpo y alma, se alimenta, se hospitaliza cuando la enfermedad lo amerita y se tiene la posibilidad de dejar el hogar por algunos días; en otras ocasiones, se alberga a la persona enferma o hambrienta cuando son demasiadas las horas que tienen que caminar de regreso a su hogar.

Si hubiese que resumir en una palabra lo que sucede dentro de las paredes de la clínica, ésta sería atención. Ahí se atiende: se mira por las personas, por su cuerpo, por su entorno; se tiene en cuenta quién es él que acude y qué es lo que sucede en su hábitat; se acogen quejas y se penetran los periplos escondidos detrás del malestar; se respeta y se obsequia calidez; se escucha; se lee la vida de los otros. Se asiste y se traspasa lo cotidiano para comprender lo que sucede en el entorno social y humano de la población rarámuri.

Traspasar las puertas de la clínica es obligatorio: la injusticia y la miseria aguardan afuera, en las comunidades. En ellas, a pesar de inenarrables adversidades, el patronato de Clínica San Carlos abre dispensarios, se preocupa por la alimentación y perfora pozos para que algunas comunidades rarámuris tengan, por primera vez, agua potable, si no en el hogar, al menos en el centro de la congregación. Agua para que dejen de beber del mismo sitio animales y humanos. Agua para que las personas sean personas.

Agua para nunca dejar de recordar, que no ha habido presidente en la historia de México que no se haya vanagloriado, dentro de sus costales de discursos ahítos por haber llevado el vital líquido hasta los lugares más recónditos de la República. Agua que brotó del pozo por primera vez hace apenas 10 días en Rajochiqui. Quienes edifican la clínica traspasan la vida: las lágrimas del equipo San Carlos cuando “se inauguró” el pozo de agua –con el alma, sin listones, sin prensa, sin Fox, sin Calderón– fueron un sentido homenaje a la vida. Homenaje similar fue mirar y apoderarse de los indescriptibles guiños que oscilaban entre la sorpresa y la incredulidad, de los cinco niños rarámuris, mientras presenciaban los malabarismos que con pelotas ejecutaba Gabriel Kraus, mi compañero de viaje.

En la sierra Tarahumara, ineludiblemente, las incongruencias traspasan la conciencia. El entorno de Rajochiqui, al menos en esta época del año, es imponente: el cielo azul, el verdor de la pradera, el gris de las piedras, el blanco de las nubes y los colores que emanan del sol contrastan con la indigerible miseria de los hogares tarahumaras. Las casas son de madera, aproximadamente de 20 metros: el mobiliario lo constituyen una estufa, que funciona con leña, una banca, una grabadora de pilas y el piso de tierra donde viven y pernoctan ocho o más personas de una o dos familias. Los colores de la casa son los grises de las ausencias; son los grises que hermanan a gobernadores, políticos, presidentes y el resto de los ausentes. Sólo en países tan injustos como México, donde la ralea política sigue ufanándose de sus logros, es posible asombrarse y enardecerse al unísono: demasiada belleza natural, lacerante miseria humana.

La ética como antídoto para paliar esa terrible enfermedad del abandono es la que ejerce la familia que da vida a Clínica San Carlos, unos dentro de sus paredes; otros, fuera de ellas. La desfuerza como enfermedad de algunas de las historias que junto con Gabriel escuché rebasan los límites de este espacio. Buen pretexto para regresar la próxima semana a Norogachi por medio de estas páginas. Buen pretexto para repasar la desfuerza moral de la clase política mexicana.

Para Gabriel Kraus. Con quien tuve la suerte de compartir pacientes, un mucho de vida y estetoscopio.

sábado, julio 12, 2008

Comunicado de Tlachinollan por el intento de clausura de Radio Ñomndaa, La Palabra del Agua




· Irrumpe en la cabina y desconecta equipo de cómputo y transmisor.
· Los indígenas Amuzgos defienden a la radio.
· El pueblo se mantiene en alerta.

Tlapa, Guerrero, México a 10 de julio de 2008.- Unos 30 efectivos de la Agencia Federal de Investigaciones y de la Policía Investigadora Ministerial (PIM) irrumpieron hoy de manera violenta en la cabina de la radio comunitaria Ñomndaa La palabra del Agua que transmite desde el municipio autónomo Suljaa’ (Xochistlahuaca) y dañaron los aparatos al desconectarlos intempestivamente, en un intento por desmantelar ese medio de comunicación que con desde el 2004 ha dado voz al pueblo amuzgo.

A consecuencia de esta arbitraria acción, la señal de esa emisora comunitaria que transmite en lengua amuzga quedó fuera del aire, dio a conocer uno de los colaboradores de dicha estación, David Valtierra Arango

Detalló que aproximadamente a las 11:30 de la mañana de este jueves, los agentes federales encabezados por funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), arribaron a la Ñomndaa y en tanto un grupo exigía los documentos de la estación, otro, con arma en mano se metió a la cabina y desconectó los aparatos ocasionando que con ello se quemara el transmisor y el CPU del equipo de cómputo que se usa para la programación de la radio que comenzó a operar el 20 de diciembre del 2004.

La acción de los agentes fue frustrada por unos 300 indígenas amuzgos que cercaron la radio, en respuesta al llamado de alerta que hicieron los locutores en turno desde la misma radio, minutos antes de que fueran apagados los aparatos. También fueron convocaron mediante altavoces por las autoridades tradicionales de Xochistlahuaca, municipio que se ubica en la región de la Costa Chica de Guerrero.

Valtierra Arango mencionó que esta presión de los amuzgos inhibió la intención de los agentes y funcionarios de la SCT de clausurar la radio y llevarse el equipo de transmisión y que por ello optaron por retirarse. No obstante, destacó que un numeroso grupo de la AFI de manera intimidatoria permanece en la entrada del pueblo.

“Otro intento por criminalizar la lucha de los pueblos indígenas”: Tlachinollan.

Por separado, el director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera Hernández consideró este atentado contra la radio Ñomndaa “es una muestra de que continúa este intento del gobierno por criminalizar la lucha indígena, sobre todo esa lucha que hacen los pueblos por el derecho a tener su propia radiodifusora que difunda la cultura, las costumbres y los mismos derechos de los pueblos indígenas como sucede con los demás proyectos como el de la Policía Comunitaria”.

Lamentó que a ahora sea la radio comunitaria a la que se le quiera colocar “fuera de la legalidad, cuando sabemos que a nivel nacional e internacional hay un movimiento por el reconocimiento de estos esfuerzos de la sociedad civil que son legítimos y que desgracia se topan con mecanismos jurídicos muy engorrosos y que además están construidos con el fin de que la gente que no tiene recurso económicos pueda acceder a este tipo de concesiones”.

Resaltó que La Nomndaa “es una radio que para el pueblo amuzgo tiene gran legitimidad, por eso la gente la ha defendido y la sigue reivindicando como parte de un patrimonio que no tiene que ver con cometer delitos porque no está lucrando con este servicio, sino que más bien está contribuyendo a fortalecer los valores culturales que existen en una democracia participativa”

Barrera Hernández agregó que “tomando en cuenta la legislación internacional sobre derechos indígena que estipula que los pueblos tienen derechos a acceder al uso, manejo y posesión de los medios de comunicación, como Tlachinollan consideramos que la acción perpetrada por parte de la acción de la AFI contra la Ñomndaa es un atentado a la libertad de expresión de los pueblos indígenas que buscan recuperar el derecho que les han negado los gobiernos y que en ese sentido desde el ejercicio de su autonomía que les garantiza el derecho internacional, han buscado tener su propia radio que a diferencia de las radios comerciales La Ñomndaa no es lucrativa”.

Atentados contra la Ñomdaa


-En octubre del 2004, cuando colaboradores de la radio La Palabra del Agua se encontraban instalando la torre para la antena de la radio. En esa ocasión una avioneta del Ejército sobrevoló la torre.

-El 22 de enero de 2005, el teniente de infantería del 48 Batallón de Infantería, con sede en Cruz, Grande, Ricardo Damián Mazariego se presentó en la radio argumentando que estaba comisionado para hacer una investigación sobre ésta y sus operadores.

-El 25 de enero de ese mismo año, personal de la SCT se presentaron en la estación de radio con una orden de asegurar las instalaciones para “garantizar su no operación”. Finalmente, los elementos se retiraron recomendando apagar la radio, pues de otra manera no obtendrían el permiso para su operación.

-El 18 de julio de 2005, elementos de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) se presentaron a la mostrando un oficio de investigación girado por la Procuraduría General de la República (PGR), y llevaban un citatorio un citatorio que iba dirigido al entonces Coordinador General del Comité de Apoyo de la Radio, David Valtierra Arango para que se presentara en las oficinas de la PGR. Dicho citatorio se desprende de una Averiguación Previa que está siendo integrada por esta dependencia con el número AP/PGR/GRO/ACADII/50/2005.

-El día 17 de diciembre del 2005, durante una mesa redonda en donde se comentaba sobre las características de las radios comunitarias que no cuentan con el permiso del gobierno federal y las radios que ya cuentan con ellos, a la radio le fue cortada la luz.

-El jueves 23 de febrero del 2006, alrededor de las 11:00 de la mañana, una avioneta del Ejército realizó vuelos rasantes sobre la comunidad y en particular dio algunas vueltas sobre el Cerro de las Flores donde se encuentra ubicada la torre y la cabina de transmisión de la radio.

-El sábado 25 de febrero de 2006 aproximadamente a las 10:30 de la mañana una avioneta del Ejército hizo varios vuelos sobre la comunidad, pasando a muy escasos metros sobre la torre de la antena de la radio y de los árboles, en donde dio varias vueltas sobre la cabina de la radio.

-El 9 de agosto de 2007 detienen y encarcelan a David Valtierra Arango en la el reclusorio de Ometepec acusado por el delito de privación ilegal de la libertad de un ejidatario que fue detenido por acuerdo del Comisariado Ejidal. No obstante, en esa reunión no participó David, pero fue evidente que su aprehensión es porque ha sido un colaborador activo en la radio.

viernes, julio 11, 2008

Nosotros, los Colombianos




Juan Villoro

Hace unos meses, Fernando Vallejo, admirado autor de "La Virgen de los Sicarios", tomó una decisión un tanto imaginaria: nacionalizarse mexicano. Que alguien nacido en Colombia adopte un país tan parecido al suyo equivale a dejar el tequila blanco para pasar al reposado.

No es casual que una de las novelas más mexicanas de los últimos años, "No me Olvides cuando Mueras", sea obra de un colombiano, Hugo Chaparro Valderrama. Escrita en octosílabos indoloros, que se leen como la respiración natural del idioma, narra los portentos que un ciego atestigua durante la guerra cristera. Chaparro Valderrama entrega las visiones de un invidente, hechas de palabras. Excepcional compendio de la lengua y las supersticiones nacionales, "No me Olvides cuando Mueras" ha sido escrita por un mexicano secreto, eso que suele ser un colombiano.

El día en que Hemingway se pegó un tiro, Gabriel García Márquez llegó a México. Aquí reinventó el hielo, admiró a Rulfo y leyó un graffiti en una barda: "Peggy, dame un beso" (este telegrama de literatura urbana lo llevó a pedir públicamente que Peggy accediera a la solicitud).

El 24 de octubre de 1956, también Álvaro Mutis llegó a la Ciudad de México. Venía apesadumbrado y se desplomó en el asiento de un taxi. El conductor le preguntó qué sucedía. El poeta confesó que tenía un problema del carajo. "No se preocupe, señor, aquí todo se alivia", dijo el piloto. Mutis contempló el violáceo atardecer del altiplano y acaso intuyó que se quedaría aquí para siempre.

El autor de "La Nieve del Almirante" preside el patronato de la Casa Refugio Citlaltépetl, que acoge a escritores perseguidos. Ahora es él quien funge de piloto ante los recién llegados. El miércoles pasado comimos con el más reciente huésped de la casa, el iraquí Hatem Abdulwahid Saleh, quien salió de Bagdad ocho meses después de la guerra; pasó de un país a otro durante cinco años hasta llegar a México, de donde se ha propuesto no salir, siempre y cuando no le sirvan ese guiso desconcertante que lleva chocolate. Durante la comida, Mutis fue lo que siempre ha sido: el anfitrión de cualquier sitio donde se encuentre. Imposible pensar que sea alguien llegado de lejos.

A principios del siglo 20, otro colombiano vino a México a complicarse la vida y compensar sus arrebatos con propinas. En los años de la Revolución, Porfirio Barba Jacob entraba a las cantinas como un caudillo de la ocurrencia y del malhumor. A una camarera le dio un billete de 100 pesos y le dijo: "Dieciséis pesos son por los tragos y el resto en pago de los insultos".

Fernando Vallejo dedicó 10 años a su excepcional biografía de Barba Jacob, "El Mensajero", y un erudito con buenos anteojos podría dedicar mil páginas a mostrar lo nuestras que han sido las palabras colombianas.

Por eso desconcierta que se diga con alarma "México se está colombianizando". Obviamente la frase no se refiere a que bailemos demasiados vallenatos o seamos incapaces de olvidar a Margarita Rosa de Francisco en "Café con Aroma de Mujer", sino al incremento del narcotráfico y la violencia.

La literatura de Colombia ha dado cuenta de ese drama. En "El Olvido que Seremos", Héctor Abad Faciolince narra el asesinato de su padre, y en "Rosario Tijeras", Jorge Franco trata el tema de los sicarios.

En abril de 2003 comí en Bogotá con la poeta María Mercedes Carranza. Mientras me explicaba el ritual aderezo del ajiaco, contó que uno de sus familiares estaba secuestrado por las FARC y otro había sido víctima de los paramilitares. Dos fuerzas presuntamente enemigas destruían a una misma familia. Poco después, el 11 de julio, María Mercedes puso fin a una vida determinada por ausencias. En uno de sus poemas escribió: "Me he cansado/ de mis palabras,/ se las presto".

Otro escritor cercado por la violencia, Fernando Cruz Kronfly, decidió refutar la situación colombiana con un congreso sobre el "Principio Esperanza". Nos reunimos en Cali, capital de la salsa. En una de esas noches en que los colombianos revelan que su oficio primordial es la música, Fernando tomó una guitarra. Apenas había templado unas notas cuando advertimos que su mujer lloraba en silencio. Quería pasar inadvertida, pero no lo logró. Le preguntamos qué sucedía. Su respuesta llegó como un granizo: "Fernando no tocaba desde el secuestro de nuestro hijo".

Colombia ha pasado por años de sangre. Sin embargo, mientras en México se afirmaba con implícita superioridad "nos estamos colombianizando", allá se recuperaban espacios de soberanía y se combatía el crimen organizado, tanto en la selva como entre los políticos.

Ayer leímos una noticia con sabor a milagro: Ingrid Betancourt y otros 14 rehenes fueron liberados por la Operación Jaque sin que se disparara un tiro. El Ejército infiltró a las FARC, llevó un helicóptero blanco al corazón de las tinieblas y convenció a los guerrilleros de desplazar a los secuestrados a un sitio más seguro. La noche del miércoles, el general Padilla narró lo ocurrido con una claridad expositiva que sugería que el operativo también era un triunfo de la lengua castellana. Lo mismo puede decirse de los demás participantes en la asombrosa rueda de prensa, incluyendo a la ex candidata a la Presidencia, que soportó las penurias del secuestro leyendo un diccionario del que no se separaba, y al cabo que la asistió en cautiverio y le salvó la vida.

Cuando el helicóptero de las Fuerzas Armadas despegó, podía haber disparado sobre los guerrilleros. No lo hizo. El operativo no tuvo otra arma que la persuasión.

Ayer, REFORMA dedicó su portada a la liberación de Ingrid Betancourt. La noticia contrastaba con dos temas locales: el secuestro de empresarios en Oaxaca y Aguascalientes y las secuelas del desastroso operativo en la discoteca News Divine.

La frase "México se está colombianizando" ha cambiado de signo: hoy es motivo de esperanza.

martes, julio 08, 2008

La entrega del petróleo: quiénes, por qué, para qué

Adolfo Gilly*

La reforma energética propuesta por el Poder Ejecutivo ha sido demolida en cada uno de sus puntos y motivos a lo largo de los debates públicos de estas semanas, junto con los argumentos de sus partidarios puestos a defender una falacia. Ha quedado como lo que es: una tentativa de despojo y privatización de la riqueza petrolera mexicana. No tiene caso venir a repetir lo ya dicho. Me basta hacer mías, entre tantas otras, las razones y las pruebas aducidas días atrás por Javier Jiménez Espriú en impecable escrito.

En cuanto a la situación de hecho, es la siguiente. Después de 36 años, las grandes empresas del petróleo regresan a Irak. Después de 70 años de la expropiación de 1938, en medio de la actual fiebre especulativa mundial en el mercado petrolero, esas empresas se disponen a regresar a México pasando por encima de la Constitución y de las leyes de esta nación.

Pero aquí no hubo, como en Irak, guerra o invasión extranjera. Lo que tuvo lugar es un cambio de mando del Estado. La vieja y exhausta clase dirigente, cuyo modo político de ejercicio y de negociación del mando se encarnaba en el PRI y en sus tratos con el antiguo PAN, ha sido sustituida en el ejercicio del poder por el mando del capital financiero mexicano bajo el amparo de las finanzas internacionales.
Este nuevo mando es la encarnación en México del orden social neoliberal mundial –orden social, no modelo económico, pues es un nuevo orden social del capital lo que se expande en el mundo de inicios del siglo XXI.

Ese mando todavía no ha encontrado su forma política ideal, su modo de trato y negociación con la nación mexicana y con su pueblo. Está tanteando cómo modelar esa relación, cómo consolidarse y superar la actual fragmentación de los poderes entre los gobernadores, donde cada uno actúa como dueño y señor de su territorio frente al gobierno central y a sus propios gobernados. Hasta don Porfirio se escandalizaría si viera este espectáculo...
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El mando del capital financiero necesita encontrar, unificar y legitimar sus formas políticas y está resuelto a lograrlo. Por eso el desmantelamiento de los pilares de la Constitución, malamente disfrazado de leyes reglamentarias. Otros gobiernos antes fueron desmantelando a Pemex durante décadas para dejarla a punto de privatización, como aquí mismo lo han documentado técnicos y especialistas. Pero para consolidarse, y no sólo para hacer negocios, este nuevo mando necesita ahora desmantelar además el patrimonio nacional entero, pues la forma de existencia de ese capital al cual representa consiste en penetrar capilarmente en todos los poros de las relaciones económicas, sociales, políticas, culturales e imaginarias de la nación, y en las de ésta con el territorio y la naturaleza.

Esta mutación financiera del poder mexicano tiene su actual representante en el gobierno de Felipe Calderón y Agustín Carstens, avalado en 2006 sólo por un tercio de los votantes en un proceso electoral por demás tenebroso.

No estamos, pues, ante un mando estabilizado con un partido histórico en el gobierno. Tampoco se trata de una vulgar mafia movida sólo por afanes de corrupción, como suele argumentarse en su contra. Estamos, por el contrario, ante un verdadero y real grupo dirigente de advenedizos que a sus espaldas tienen el poder de las finanzas y el monopolio televisivo. Lo encabeza la dupla Calderón-Carstens. No se les detendrá con calificativos ni con insultos que apenas sirven como desahogo.

Este grupo dirigente está llevando al país a una aventura que atenta contra los fundamentos históricos, culturales, económicos y jurídicos de esta comunidad nacional verdadera e ilusoria que se llama México, para consolidar en cambio el orden social y político de la nueva riqueza financiera en ostentosa e incontenible expansión desde la década de 1990.
De esto y nada menos es de lo que se trata.
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Pero una nación no es un montón de gente viviendo sobre un territorio. Es una comunidad humana, tanto real como imaginaria, con un pasado y una cultura comunes, con intereses compartidos y conflictos de intereses, en la cual leyes escritas y no escritas regulan las relaciones y las vidas. Lo primero se llama historia; lo segundo, economía; lo tercero, política y estatuto jurídico.

En tales premisas se sustentó la expropiación de 1938 con sus amarres constitucionales y legales. El petróleo no es en México una simple propiedad. Es un patrimonio de la nación y de su pueblo. No es mineral inerte, es herencia común y es trabajo objetivado y acumulado por generaciones. Todo eso es ignorado por la propuesta privatizadora de Felipe Calderón y Agustín Carstens.

El discurso de los expropiadores de 1938, los generales Lázaro Cárdenas y Francisco J. Múgica, fue un discurso de soberanía, un discurso de legalidad y un discurso de trabajo. Se lo puede encontrar tal cual en los Apuntes del presidente Cárdenas editados por esta universidad.

Discurso de soberanía porque, para recuperar el petróleo, ambos generales consideraron y sopesaron la coyuntura internacional y concluyeron, con razón y con pericia, que las grandes potencias estaban por entrar en una guerra mundial y no podrían defender hasta el fin a sus compañías en México. Tendrían que negociar y así lo hicieron, Estados Unidos el primero pues era quien, en caso de guerra, mayor valor estratégico concedía a ese mineral contiguo. El discurso de soberanía era así, además, un discurso geoestratégico. Ambos están ausentes en la propuesta del Poder Ejecutivo.

Discurso de legalidad porque el presidente Cárdenas sustentó la medida expropiatoria por un lado en la rebeldía de las compañías petroleras ante un laudo de la Suprema Corte, con lo cual desafiaban la ley de la nación; por el otro, en el dominio eminente de ésta, heredado de la Corona española, sobre el suelo, el subsuelo, los mares y los cielos de su territorio. Contra esa legalidad va la iniciativa del actual gobierno.

Discurso de trabajo porque la recuperación del petróleo se apoyó en una movilización nacional, antecedida y preparada por un reparto agrario sin precedentes y articulada en torno a la organización y la movilización de los trabajadores de la industria petrolera y de su sindicato. Trabajadores de la industria y sindicato siguen existiendo. Pero están hoy ausentes de estos debates y al sindicato lo controla una burocracia corrompida, cliente y cómplice de cada gobierno en turno.

La ausencia de todo discurso del trabajo, el silencio y la exclusión de los trabajadores y sus organizaciones, es el indicio ominoso de que esta proyectada entrega forma parte del asalto general del capital financiero contra el trabajo, rasgo definitorio del nuevo orden social global. Este es, empero, un tema mucho más vasto a ser abordado en otras sedes.

Con creces se ha demostrado en estas semanas que la premura tecnológica y la premura económica son añagazas, así como se ha probado que es simple chantaje la amenaza de que, si no se privatiza Pemex, no habrá recursos para educación, salud y el supuesto “combate a la pobreza”. Una reforma fiscal que hiciera pagar a las grandes fortunas los impuestos normales en los países democráticos daría los recursos y liberaría a Pemex de la exacción actual por parte del Estado.
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La iniciativa privatizadora Calderón-Carstens tiene otro sesgo amenazante. El patrimonio petrolero es parte de cualquier política de soberanía y seguridad nacional frente a potencias externas y sus gobiernos. Esta iniciativa dejaría a México desprotegido y subordinado a la política militar de Estados Unidos y a su plataforma continental de seguridad. Las fuerzas armadas mexicanas quedarían en condición de vasallaje ante el Pentágono, objetivo también de la Iniciativa Mérida.

Al hacer depender a esas fuerzas de la tecnología y el armamento de la potencia vecina; al utilizarlas repetidamente contra el pueblo mexicano y sus movimientos, como sucede con creciente gravedad en Chiapas y en la frontera sur; al embarcarlas en la guerra contra el narco, tarea policial por excelencia; al promover que el “turismo” extranjero se vaya apropiando de costas y penínsulas de México, en especial de Baja California, el presente gobierno prepara porvenires funestos para este país.

Este es el marco general de su reforma energética. Mañana nos propondrán arrendar Baja California para instalar bases militares de Estados Unidos porque el petróleo ya se enajenó y no hay dinero para salud y educación...
La defensa de la nación y de su soberanía requiere además el cese de la violencia interna. Por un lado, es urgente reconocer los derechos indígenas y así cortar de raíz la guerra interior latente y presente en Chiapas. Por el otro, urge ubicar y definir con precisión los sustentos de la guerra del narco en tanto operación de desestabilización militar del territorio. ¿Quién la apadrina y alimenta, a cuál diseño está sirviendo? No me cuadran los capos y sus fortunas como explicación única y suficiente.
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Como tema de esta mesa se nos pregunta acerca de las consecuencias políticas, jurídicas y sociales de la iniciativa oficial de reforma petrolera. Después de lo antes dicho, respondo: en la presente crisis financiera mundial, en vísperas de un posible cambio de dirección política en Estados Unidos, en tiempos de guerras declaradas y no declaradas, cuando el patrimonio petrolero es como nunca un producto estratégico, entregarlo al capital privado es lanzar a la nación mexicana a una aventura política, geopolítica, jurídica y social.

Tales consecuencias nos llevarían a un desastre nacional. Habrá que impedirlo por todos los medios necesarios.

Ciudad Universitaria, México, 27 junio 2008
* Texto presentado en el Debate Universitario sobre la Reforma Energética, Centro Cultural Universitario, Tlatelolco, Mesa 21, “Consecuencias políticas, jurídicas y sociales de la reforma petrolera”, 27 junio 2008.