lunes, noviembre 09, 2009

Madrugada y Noche en Atenco

La madrugada en la que los enviados del gobierno foxista colocaron inmensos letreros por todas las esquinas del pueblo, anunciando el decreto de expropiación para construir sobre esas mismas tierras el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México, todo, absolutamente todo, cambió. Al salir de sus casas hacia la labor, a la escuela, al mercado, los habitantes de San Salvador Atenco, juntos, fueron entendiendo palabra por palabra lo que significaban esos gigantescos avisos.

Algo pasó esa mañana. Algo incomunicable de lo que sólo podrían dar cuenta los mismos campesinos y campesinas. Yo no. Yo sólo puedo imaginar lo que significó dar un portazo a los domadores que sentenciaban: la gente pobre se aguanta, los campesinos muertos de hambre obedecen, acatan órdenes, dan las gracias. Este fin de semana, que estuvo en Monterrey una comisión del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra reconocí, como nunca antes, el triunfo que representó para esos diez pueblos vencer a la fuerza del Estado y obligarlo a recular derogando su decreto expropiatorio. La victoria la atribuyen a su pleno convencimiento de que el mandato presidencial era injusto y a la solidaridad que brotó por muchos rincones del Planeta. Esta historia nunca estará en los libros de texto, pero formará parte de nuestra tradición oral, diremos que los más humildes vencieron y que los poderosos dieron un paso atrás horrorizados por la solidaridad y la dignidad que atesoran quienes luchan por la justicia. Quienes claman por Tierra y Libertad.




Cuatro años después vino la venganza de Vicente Fox. No dejó la Presidencia sin cobrarles el ridículo en el que quedó con los inversionistas. La represión de los días 3 y 4 de Mayo de 2006 no tienen precedentes: cuatro mil soldados vestidos de gris arremetieron brutalmente contra las comunidades. Arrestaron a más de 200 personas, y violaron a 47 mujeres en el camino a los centro de detención. Esos soldados desgarrando los cuerpos y las almas de las ciudadanas son el retrato descarnado del Estado mexicano. ¿Para qué existe un Estado sino para proteger a la ciudadanía?, ¿para qué transferimos nuestra autoridad a unos representantes sino para que garantizaran nuestros derechos? La de Atenco es la historia más luminosa y oscura de los últimos años. Es madrugada y noche. En ese alrevesado orden.



Al día de hoy 50 personas continúan bajo proceso penal, aunque están en libertad. Doce siguen presos, tres de ellos están en el penal de máxima seguridad del Altiplano, Ignacio del Valle ha sido sentenciado a 112 años de condena. Dos personas están siendo perseguidos. Para que la lucha siga viva, Atenco necesita saberse acompañado. Podemos enviar cartas a los presos, reunir dinero para sus familias, enviar cartas a la Suprema Corte, al Secretario de Gobernación, socializar el caso. La solidaridad obra milagros.

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