jueves, enero 26, 2012

De luto la conservación nacional

Marielena Hoyo Bastien


Escribo estas líneas todavía con la boca seca, tras los delicados e irremediables acontecimientos a los que este miércoles hago referencia y que de principio no pude creer. De ahí que retuviera la información hasta ahora. Y es que me resulta inexplicable que lejos de haberse levantado el tremendo escándalo que correspondería a uno de los delitos ambientales más graves que hemos padecido recientemente, los hechos hayan sido ocultados, tratándose como es, de la matanza, por atropellamiento de uno y envenenamiento de otros 3 ejemplares, de la familia compuesta por los 5 lobos mexicanos (Canis lupus baileyi) que recientemente fueron liberados dentro de territorio sonorense. Por supuesto que obra ya una denuncia penal interpuesta ante la Unidad Especializada en Investigación de Delitos contra el Ambiente y Previstos en Leyes Especiales de la Procuraduría General de la República (PGR), y que la averiguación previa está incluyendo puntuales seguimientos, sin embargo, es de llamar la atención, insisto, que el evento se esté manejando a tan bajo perfil, y tanto por parte de las autoridades ambientales (Secretaría de Medio Ambiente y Recurso Naturales-Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas-Dirección General de Vida Silvestre) como por Naturalia, A. C., la organización civil que impulsó, y que me da la impresión de que aunque alguna vez y ya tenía que ser, igualmente precipitó la reintroducción de los ejemplares a vida libre, en un afán de coronar un gran primer esfuerzo regresándolos a su hábitat, aunque sea a una pequeña parte de las amplias regiones a las que históricamente pertenecieron, siendo como son, una especie ya extinta del medio silvestre, pues solamente quedan pequeños grupos bajo cautiverio, tanto en los Estados Unidos de América como aquí en nuestro país, no siendo en total más de 400 los individuos con los que se juega la supervivencia de la subespecie más pequeña de lobo gris a la que se trató de erradicar a mediados del siglo pasado, todo, porque el lobo siempre ha sido el malo del cuento.

Me preocupa que dentro de la poca información que he podido recavar extraoficialmente, no haya quien me asegure que ya se llevó a cabo el rescate de la hembra alpha, ahora sola a merced de los infames que mataron a su familia, porque dejarla así, con todo y estar monitoreada gracias a que porta un collar de telemetría, sería sentenciarla a una muerte segura dado lo que pasó, cómo pasó y porque pasó, y porque siendo lobo necesita de un grupo… se dice que piensan aportarle un macho, pero…

Habría qué reforzar primero un compromiso serio y formal con los rancheros de la zona, hasta convencerlos plenamente de las bondades de la presencia del lobo en sus tierras, pues por ahí me dijeron que de 4 propietarios de ranchos con los que se habló para ubicar dentro de su finca a los 5 magníficos —una pareja adulta y tres hijos juveniles— sólo uno se manifestó abierto colaborador para esta histórica liberación. De ahí que observe una precipitación… ¿de quién o quiénes y por qué o para qué?... son respuestas pendientes para evitar más sacrificios devastadores de estos pobres animales, criados en origen seleccionando cuidadosamente a los padres para evitar a lo posible la consanguinidad… cuidados posteriormente en su desarrollo con amplio esmero y amor para lograr conformar una pareja que a pronto diera cachorros… y una vez todos integrados, reeducarlos con miras a desvincularlos de los humanos y para enseñarlos a cazar y sobrevivir en el medio silvestre, asunto que llevó más de dos décadas, que se dice fácil, pero esfuerzo que fue terminado en menos de lo que canta un gallo, ya que del 11 de octubre pasado en que se soltó a los animales, para diciembre ya los habían terminado. Además, he de contarles que al mismo tiempo en que se preparaba a esta familia, dentro de un predio ubicado en Nuevo León y preparado ex profeso para el propósito, hubo de localizarse EL LUGAR, buscando que tuviera suficiente extensión, vegetación adecuada y sobre todo presas apropiadas y que estuviera lejos de cualquier comunidad humana y de sus hatos ganaderos para evitar conflictos, lo que de nada sirvió porque aún prevenida la posibilidad de que se atentara sobre los animales, a decir de otras malas experiencias al otro lado de la frontera, por lo visto nunca se sintió tan factible de suceder en México. ¿Soberbia? A saber.

Me comentan que el fiscal que tiene a su cargo el caso por parte de la PGR tiene muchos años de experiencia, pero que más que eso, de compromiso hacia la materia. No conozco a José Ricardo Rodríguez Soria, pero por sus antecedentes espero que más pronto que rápido encuentre a los verdaderos ecocidas, a los que sin duda ni piedad deberá imponérseles la máxima sanción que la ley previene para un caso tan dramático, ya que además de una alta pena pecuniaria, el castigo puede incluir hasta 9 años de prisión. Por lo demás, estoy al tanto de que por su parte el Dr. Hernando Guerrero, titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, está muy atento al asunto, lo que cierra pinza, pero con todo, esperamos también que se suelte información precisa, y que para la siguiente liberación no se guarde tanta reserva, sino más bien todo lo contrario, con el fin de que los animales queden protegidos por toda la sociedad, que a fin de cuentas somos quienes a través del pago de impuestos financiamos cualquier programa oficial, y por lo tanto NO SE NOS DEBE OCULTAR NI MINIMIZAR NINGÚN DATO, MENOS UNA LIBERACIÓN TAN IMPORTANTE que, incluso, debió ser anunciada con bombo y platillo por el mismísimo presidente Felipe Calderón. Sí… a ese nivel. O de menos, acompasada por el secretario Juan Rafael Elvira. Esa magnitud merecía la reintroducción de los lobos, lo que de suyo hubiera sido básico para protegerlos.

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