jueves, mayo 26, 2011

Todo el amor y el fuego...Manzana Verde, viernes en punto de las 19 horas...

Trabajando para restituir el tejido social, Comunicadores Ciudadanos del Noreste, A.C., transmitiendo a través de Somosuno Radio para México y la Patria Grande
Monterrey, la ciudad de la violencia
incapacidad y autoridades rebasadas.
www.somosunoradio.org




Manzana Verde
Las voces del tiempo, música, poesía: textos malditos y a veces malitos.
En la música: Johnny Winnter, The Band, Leon Rusell; The Allman Brother, The Kinks, The Doors.
En las voces del tiempo: Simone de Beauvoir, Jean Paul Sartre

miércoles, mayo 18, 2011

Como cada miércoles en punto de las 19:00 transmitiéndose desde Monterrey, México

A un año de permanecer en coma, recordamos temas que hicieron época, rock, pop;
formas de definir un estilo musical que abonó, sin duda, a la permanencia clásica del
rock en español



HACIENDO CAMINO



En la música: Gustavo Ceratti, Charly García; Andrés Calamaro

jueves, mayo 12, 2011

Encuentre las diferencias

Ximena Peredo


De noche el centro de la Ciudad parece una escenografía en descanso. El corredor comercial Morelos queda desahuciado cuando las tiendas cierran y los vendedores recogen su mercancía. Todos obedecen la tétrica orden de la noche. Las luces de neón son las únicas promesas encendidas de que, al día siguiente, se instalará de nuevo el espectáculo. Por eso iba yo triste, pedaleando por donde antes, a la misma hora, no se podía ni caminar.

Me sorprendió, sin embargo, encontrar un grupo de cómicos callejeros rodeados de, tal vez, unas 50 personas. Reían. La imagen parecía recortada de otros tiempos. Locos, celebré, ¿qué hacen riendo a solas, en una ciudad fantasma? Me detuve para constatar que no se tratara de la alucinación que traiciona a los sedientos. La gente se carcajeaba con la imitación que uno de los payasos hacía de alguna lengua indígena. Ése era el chiste. ¡Crac!: la magia se esfumó.

Naco, cholo, indio, maricón, machorra y gata son palabras de uso común, cargadas de una fuerza que hiere -y que nos hiere-, de la que no siempre somos conscientes. La crueldad y la ignorancia se besan en este México confundido que entiende a las burlas y a la violencia como signos de superioridad. Pero regresemos al problema que tenemos instalado en casa. Nuevo León, uno de los cuatro estados más violentos del País, ocupa también los primeros lugares en índices de discriminación.

Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México, realizada en 2010 pero cuyos resultados están siendo dados a conocer, Nuevo León tiene el foco de alerta encendido. No sólo somos uno de los tres estados que más justifican el golpear a los niños cuando desobedecen, también somos uno de los tres estados que más discriminan a las minorías étnicas cuando sus integrantes buscan empleo.

Hace unas semanas recibí por correo electrónico la fotografía de un hombre, de tez morena y de baja estatura, de pie sobre una acera de Calzada del Valle, en San Pedro, Garza García. Acompañaba a la foto el alarmante mensaje de: éste es el tipo de personas de otros municipios que uno encuentra en su banqueta los domingos. Sentí miedo. No del Ejército, ni de los policías municipales, ni de los zetas: sino de la altanería disfrazada de decencia.

Esta decencia manda decirle a todo el que rechace o cuestione el programa de empadronamiento de empleados del hogar en San Pedro que somos unos estúpidos. Estúpidos o malandros, nos insulta Mauricio Fernández, quien cancela el diálogo aludiendo a que él, con estúpidos no platica. Este Municipio tiene un enorme monstruo viviendo dentro de sus imaginarios muros: el pánico.

La incomprensión del otro, el miedo al diferente es tal que, a la par de instalar este programa de credencialización de trabajadores, se prohibió el uso de teléfonos celulares a comerciantes informales que osaran entrar al Municipio de cristal. Con estas dos medidas el Edil intentará, según declaró, bajar los índices de robo a casa habitación y el "halconeo". Porque está claro que, para muchos sampetrinos, ser pobre es igual a criminal.

Por eso se aterran al encontrarlos en su camino. Peor aún si con ellos comparten la banqueta. ¿Qué está detrás de este miedo al diferente, al pobre, al indígena? Sería muy simplista cerrar el caso diciendo que quien discrimina por apariencia es un perverso. Tal vez pese más un sentimiento de culpa no tratado, aunque yo me inclino más hacia el desconocimiento. Si nos conociéramos más, venceríamos muchos miedos infundados.

El empadronamiento debe cancelarse. Justificarlo ahora con que será la forma en que esta población acceda a servicios culturales y de salud, que ya son públicos y gratuitos, es doblemente discriminatorio. Muy distinto sería que el Municipio de San Pedro exigiera a los patrones el cumplimiento estricto de los derechos laborales dentro de sus casas. Esto sí que abonaría al clima de justicia y dignidad que precisa la paz.

Pero creer que la discriminación viste exclusivamente de lujo no sólo es erróneo sino clasista. ¿Por qué será que nos cuesta tanto trabajo sentirnos orgullosos de quienes somos sin necesidad de excluir o rechazar al otro?, ¿por qué nos aterra sentirnos idénticos?


ximenaperedo@gmail.com

domingo, mayo 08, 2011

Sicilia en el Zócalo: cambio radical o boicot electoral

En su discurso en el Zócalo de la Ciudad de México, al culminar la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad, que se inició el jueves 5 en Cuernavaca, el poeta Javier Sicilia plantea un desafío: o el país todo –sus ciudadanos, sus estructuras políticas, gubernamentales y sociales– se compromete en un nuevo pacto social –paz, justicia y dignidad como premisas– o se hundirá en una fractura de consecuencias impredecibles. Advierte también que el movimiento que él impulsa tiene entre sus objetivos colocar a la clase política y a los poderes ante una disyuntiva: o hay cambios radicales en México o “no aceptaremos más una elección” o, en todo caso, “las elecciones del 2012 serán las de la ignominia”. Transcribimos aquí el discurso completo del poeta, colaborador de Proceso.

Tal vez la era se convierta por completo en un tiempo de penuria. Pero tal vez no, todavía no, aún no, aun a pesar de la inconmensurable necesidad, a pesar de todos los sufrimientos, a pesar de un dolor sin nombre, a pesar de la ausencia de paz en creciente progreso, a pesar de la creciente confusión.

Heidegger



(Nuestro) peso es (nuestro) amor; a donde quiera que se (nos) lleve, es él quien nos lleva. (Ese) don que proviene de (nosotros) nos inflama y nos eleva: (nosotros) ardemos y vamos.

San Agustín



Hemos llegado a pie, como lo hicieron los antiguos mexicanos, hasta este sitio en donde ellos por vez primera contemplaron el lago, el águila, la serpiente, el nopal y la piedra, ese emblema que fundó a la nación y que ha acompañado a los pueblos de México a lo largo de los siglos. Hemos llegado hasta esta esquina donde alguna vez habitó Tenochtitlan –a esta esquina donde el Estado y la Iglesia se asientan sobre los basamentos de un pasado rico en enseñanzas y donde los caminos se encuentran y se bifurcan–; hemos llegado aquí para volver a hacer visibles las raíces de nuestra nación, para que su desnudez, que acompañan la desnudez de la palabra, que es el silencio, y la dolorosa desnudez de nuestros muertos, nos ayuden a alumbrar el camino.

Si hemos caminado y hemos llegado así, en silencio, es porque nuestro dolor es tan grande y tan profundo, y el horror del que proviene tan inmenso, que ya no tienen palabras con qué decirse. Es también porque a través de ese silencio nos decimos, y les decimos a quienes tienen la responsabilidad de la seguridad de este país, que no queremos un muerto más a causa de esta confusión creciente que sólo busca asfixiarnos, como asfixiaron el aliento y la vida de mi hijo Juan Francisco, de Luis Antonio, de Julio César, de Gabo, de María del Socorro, del comandante Jaime y de tantos miles de hombres, mujeres, niños y ancianos asesinados con un desprecio y una vileza que pertenecen a mundos que no son ni serán nunca los nuestros; estamos aquí para decirnos y decirles que este dolor del alma en los cuerpos no lo convertiremos en odio ni en más violencia, sino en una palanca que nos ayude a restaurar el amor, la paz, la justicia, la dignidad y la balbuciente democracia que estamos perdiendo; para decirnos y decirles que aún creemos que es posible que la nación vuelva a renacer y a salir de sus ruinas, para mostrarles a los señores de la muerte que estamos de pie y que no cejaremos de defender la vida de todos los hijos y las hijas de este país, que aún creemos que es posible rescatar y reconstruir el tejido social de nuestros pueblos, barrios y ciudades.

Si no hacemos esto solamente podremos heredar a nuestros muchachos, a nuestras muchachas y a nuestros niños una casa llena de desamparo, de temor, de indolencia, de cinismo, de brutalidad y engaño, donde reinan los señores de la muerte, de la ambición, del poder desmedido y de la complacencia y la complicidad con el crimen.

Todos los días escuchamos historias terribles que nos hieren y nos hacen preguntarnos: ¿Cuándo y en dónde perdimos nuestra dignidad? Los claroscuros se entremezclan a lo largo del tiempo para advertirnos que esta casa donde habita el horror no es la de nuestros padres, pero sí lo es; no es el México de nuestros maestros, pero sí lo es; no es el de aquellos que ofrecieron lo mejor de sus vidas para construir un país más justo y democrático, pero sí lo es; esta casa donde habita el horror no es el México de Salvador Nava, de Heberto Castillo, de Manuel Clouthier, de los hombres y mujeres de las montañas del sur –de esos pueblos mayas que engarzan su palabra a la nación– y de tantos otros que nos han recordado la dignidad, pero sí lo es; no es el de los hombres y mujeres que cada amanecer se levantan para ir a trabajar y con honestidad sostenerse y sostener a sus familias, pero sí lo es; no es el de los poetas, de los músicos, de los pintores, de los bailarines, de todos los artistas que nos revelan el corazón del ser humano y nos conmueven y nos unen, pero sí lo es. Nuestro México, nuestra casa, está rodeada de grandezas, pero también de grietas y de abismos que al expandirse por descuido, complacencia y complicidad nos han conducido a esta espantosa desolación.

Son esas grietas, esas heridas abiertas, y no las grandezas de nuestra casa, las que también nos han obligado a caminar hasta aquí, entrelazando nuestro silencio con nuestros dolores, para decirles directamente a la cara que tienen que aprender a mirar y a escuchar, que deben nombrar a todos nuestros muertos –a esos que la maldad del crimen ha asesinado de tres maneras: privándolos de la vida, criminalizándolos y enterrándolos en las fosas comunes de un silencio ominoso que no es el nuestro–; para decirles que con nuestra presencia estamos nombrando esta infame realidad que ustedes, la clase política, los llamados poderes fácticos y sus siniestros monopolios, las jerarquías de los poderes económicos y religiosos, los gobiernos y las fuerzas policiacas han negado y quieren continuar negando. Una realidad que los criminales, en su demencia, buscan imponernos aliados con las omisiones de los que detentan alguna forma de poder.

Queremos afirmar aquí que no aceptaremos más una elección si antes los partidos políticos no limpian sus filas de esos que, enmascarados en la legalidad, están coludidos con el crimen y tienen al Estado maniatado y cooptado al usar los instrumentos de éste para erosionar las mismas esperanzas de cambio de los ciudadanos. O ¿dónde estaban los partidos, los alcaldes, los gobernadores, las autoridades federales, el ejército, la armada, las Iglesias, los congresos, los empresarios; dónde estábamos todos cuando los caminos y carreteras que llevan a Tamaulipas se convirtieron en trampas mortales para hombres y mujeres indefensos, para nuestros hermanos migrantes de Centroamérica? ¿Por qué nuestras autoridades y los partidos han aceptado que en Morelos y en muchos estados de la República gobernadores señalados públicamente como cómplices del crimen organizado permanezcan impunes y continúen en las filas de los partidos y a veces en puestos de gobierno? ¿Por qué se permitió que diputados del Congreso de la Unión se organizaran para ocultar a un prófugo de la justicia, acusado de tener vínculos con el crimen organizado y lo introdujeron al recinto que debería ser el más honorable de la patria porque en él reside la representación plural del pueblo y terminaran dándole fuero y después aceptando su realidad criminal en dos vergonzosos sainetes? ¿Por qué se permitió al presidente de la República y por qué decidió éste lanzar al ejército a las calles en una guerra absurda que nos ha costado 40 mil víctimas y millones de mexicanos abandonados al miedo y a la incertidumbre? ¿Por qué se trató de hacer pasar, a espaldas de la ciudadanía, una ley de seguridad que exige hoy, más que nunca una amplia reflexión, discusión y consenso ciudadano? La Ley de Seguridad Nacional no puede reducirse a un asunto militar. Asumida así es y será siempre un absurdo. La ciudadanía no tiene por qué seguir pagando el costo de la inercia e inoperancia del Congreso y sus tiempos convertido en chantaje administrativo y banal cálculo político. ¿Por qué los partidos enajenan su visión, impiden la reforma política y bloquean los instrumentos legales que permitan a la ciudadanía una representación digna y eficiente que controle todo tipo de abusos? ¿Por qué en ella no se ha incluido la revocación del mandato ni el plebiscito?

Estos casos –hay cientos de la misma o de mayor gravedad– ponen en evidencia que los partidos políticos, el PAN, el PRI, el PRD, el PT, Convergencia, Nueva Alianza, el Panal, el Verde, se han convertido en una partidocracia de cuyas filas emanan los dirigentes de la nación. En todos ellos hay vínculos con el crimen y sus mafias a lo largo y ancho de la nación. Sin una limpieza honorable de sus filas y un compromiso total con la ética política, los ciudadanos tendremos que preguntarnos en las próximas elecciones ¿por qué cártel y por qué poder fáctico tendremos que votar? ¿No se dan cuenta de que con ello están horadando y humillando lo más sagrado de nuestras instituciones republicanas, que están destruyendo la voluntad popular que mal que bien los llevó a donde hoy se encuentran?

Los partidos políticos debilitan nuestras instituciones republicanas, las vuelven vulnerables ante el crimen organizado y sumisas ante los grandes monopolios; hacen de la impunidad un modus vivendi y convierten a la ciudadanía en rehén de la violencia imperante.

Ante el avance del hampa vinculada con el narcotráfico, el Poder Ejecutivo asume, junto con la mayoría de la mal llamada clase política, que hay sólo dos formas de enfrentar esa amenaza: administrándola ilegalmente como solía hacerse y se hace en muchos lugares o haciéndole la guerra con el ejército en las calles como sucede hoy. Se ignora que la droga es un fenómeno histórico que, descontextualizado del mundo religioso al que servía, y sometido ahora al mercado y sus consumos, debió y debe ser tratado como un problema de sociología urbana y de salud pública, y no como un asunto criminal que debe enfrentarse con la violencia. Con ello se suma más sufrimiento a una sociedad donde se exalta el éxito, el dinero y el poder como premisas absolutas que deben conquistarse por cualquier medio y a cualquier precio.

Este clima ha sido tierra fértil para el crimen que se ha convertido en cobros de piso, secuestros, robos, tráfico de personas y en complejas empresas para delinquir y apropiarse del absurdo modelo económico de tener siempre más a costa de todos.

A esto, ya de por sí terrible, se agrega la política norteamericana. Su mercado millonario del consumo de la droga, sus bancos y empresas que lavan dinero, con la complicidad de los nuestros, y su industria armamentista –más letal, por contundente y expansiva, que las drogas–, cuyas armas llegan a nuestras tierras, no sólo fortalecen el crecimiento de los grupos criminales, sino que también los proveen de una capacidad inmensa de muerte. Los Estados Unidos han diseñado una política de seguridad cuya lógica responde fundamentalmente a sus intereses globales donde México ha quedado atrapado.

¿Como reestructurar esta realidad que nos ha puesto en un estado de emergencia nacional? Es un desafío más que complejo. Pero México no puede seguir simplificándolo y menos permitir que esto ahonde más sus divisiones internas y nos fracture hasta hacer casi inaudibles el latido de nuestros corazones que es el latido de la nación. Por eso les decimos que es urgente que los ciudadanos, los gobiernos de los tres órdenes, los partidos políticos, los campesinos, los obreros, los indios, los académicos, los intelectuales, los artistas, las Iglesias, los empresarios, las organizaciones civiles, hagamos un pacto, es decir, un compromiso fundamental de paz con justicia y dignidad, que le permita a la nación rehacer su suelo, un pacto en el que reconozcamos y asumamos nuestras diversas responsabilidades, un pacto que le permita a nuestros muchachos, a nuestras muchachas y a nuestros niños recuperar su presente y su futuro, para que dejen de ser las víctimas de esta guerra o el ejército de reserva de la delincuencia.

Por ello, es necesario que todos los gobernantes y las fuerzas políticas de este país se den cuenta que están perdiendo la representación de la nación que emana del pueblo, es decir, de los ciudadanos como los que hoy estamos reunidos en el zócalo de la Ciudad de México y en otras ciudades del país.

Si no lo hacen, y se empeñan en su ceguera, no sólo las instituciones quedarán vacías de sentido y de dignidad, sino que las elecciones de 2012 serán las de la ignominia, una ignominia que hará más profundas las fosas en donde, como en Tamaulipas y Durango, están enterrando la vida del país.

Estamos, pues, ante una encrucijada sin salidas fáciles, porque el suelo en el que una nación florece y el tejido en el que su alma se expresa están deshechos. Por ello, el pacto al que convocamos después de recoger muchas propuestas de la sociedad civil, y que en unos momentos leerá Olga Reyes, que ha sufrido el asesinato de 6 familiares, es un pacto que contiene seis puntos fundamentales que permitirán a la sociedad civil hacer un seguimiento puntual de su cumplimiento y, en el caso de traicionarse, penalizar a quienes sean responsables de esas traiciones; un pacto que se firmará en el Centro de Ciudad Juárez –el rostro más visible de la destrucción nacional– de cara a los nombres de nuestros muertos y lleno de un profundo sentido de lo que una paz digna significa.

Antes de darlo a conocer, hagamos un silencio más de 5 minutos en memoria de nuestros muertos, de la sociedad cercada por la delincuencia y un Estado omiso, y como una señal de la unidad y de la dignidad de nuestros corazones que llama a todos a refundar la Nación. Hagámoslo así porque el silencio es el lugar en donde se recoge y brota la palabra verdadera, es la hondura profunda del sentido, es lo que nos hermana en medio de nuestros dolores, es esa tierra interior y común que nadie tiene en propiedad y de la que, si sabemos escuchar, puede nacer la palabra que nos permita decir otra vez con dignidad y una paz justa el nombre de nuestra casa: México. l

*Texto íntegro pronunciado por Javier Sicilia este domingo en el Zócalo y que se puede leer también en la edición 1801 de la revista Proceso, ya en circulación.

La Marcha por la Paz en Imagenes




El Sobreviviente

Javier Sicilia

Toda ausencia es atroz
y, sin embargo, habita como un hueco que viene de los muertos,
de las blancas raíces del pasado.
¿Hacia dónde volverse?;
¿hacia Dios, el ausente del mundo de los hombres?;
¿hacia ellos, que lo han interpretado hasta vaciarlo?
¿Hacia dónde volverse que no revele el hueco,
el vacío insondable de la ausencia?
Hacia ellos, los muertos, que guardan la memoria
y saben que no estamos contentos en un mundo interpretado.

Mas las sombras, las sombras que la interpretación provoca
y nos separa de ellos,
las sombras con su viento todo lleno de la abierta ventana hacia el espacio,
las sombras donde no hay anunciación
trabajan nuestro hueco.
¿Será que ya no hay nada atrás de ellas,
o el oscuro dolor por nuestros muertos
–como el amanecer que empieza a media noche,
a la hora más oscura de la noche–
anuncia su retorno en el sigilo?
¿No es tiempo de encontrarlos nuevamente
donde nada parece retenerlos,
así el roshi descubre el todo en el vacío que
no contiene nada?


Tal vez sí, porque sus voces vienen de los oscuro,
de su vacío vienen
como un rumor de río en un riachuelo,
como un dulce reclamo imperceptible,
como una tenue estrella entre las sombras
vienen sus voces, vienen desde lejos.

Óyelas, corazón, como sólo los monjes sabían escucharlas
atendiendo en el rezo su incesante llamado
con los pies en la tierra.
Así los escuchaban,
escuchando el arriba y el abajo,
preservando en sus tumbas el suelo que habitaron con nosotros.

No es así que tú puedes escucharlos en el espacio en sombras
de un mundo interpretado.

Pero escucha la queja de lo Abierto,
el mensaje incesante, esa advertencia que viene desde lejos,
ese rumor tan suave que casi nadie escucha
y llega a ti de todas las iglesias,
como si en esas piedras, que guardan la memoria de los muertos,
habitara la llama de su estar con nosotros,
de su sola presencia en la resurrección,
y descorriera un poco nuestras sombras.
Porque es difícil vivir en el mundo sin ellos,
difícil no sentir a nuestros muertos alimentando las obras de los hombres;
difícil no seguir sus costumbres, que apenas conocimos;
difícil habitar en las sombras
como un alucinado que repentinamente recobra la memoria
para luego volver a su intemperie;
difícil ver aquello que los hacía nuestros flotar en el espacio y diluirse.
Estar vivo es penoso,
y nosotros, nosotros, que los necesitamos con sus graves secretos,
nosotros, que sabemos que no podrán volver a un mundo interpretado,
a veces escuchamos, como un ligero viento, ascender de las sombras
la música primera
que forzando la nada trajo a Eurídice al mundo;
una nota tan tenue, tan pura como el Cirio
que promete su vuelta en medio de las sombras
y nos trae el consuelo.

Tomado de Tríptico del desierto, Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2009.

viernes, mayo 06, 2011

Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad en Nuevo León



DOMINGO 8 DE MAYO

ASISTE E INVITA A FAMILIARES, AMIGOS Y VECINOS

RECONSTRUYAMOS JUNTOS LA PATRIA

Carta a Javier Sicilia

Compañero poeta Javier Sicilia:

La trágica mañana del sábado 10 de julio del terrible año 2010, en la pista de aterrizaje de las Minas de Bacis, municipio de Otáez en Durango, fue balaceado mi hermano Jorge Soto Alanís y sus compañeros Nicolás Sánchez y Mario Escada, quienes eran guardias de seguridad de dicha mina, ahí quedaron desangrados, obvio a la par que doloroso es contar la miseria del salario y de las condiciones laborales con que contaban, al igual que los mineros y los millones de trabajador@s en esta nuestra querida patria.

Nadie de la empresa nos avisó, ni nos dieron el pésame y hoy a 10 meses de la tragedia que ha desgarrado nuestras vidas, del dolor mayúsculo, la orfandad en que nos han dejado, la injusticia, la impotencia y el espanto cotidiano, Jorge Herrera Caldera, gobernador, no me ha dado una cita solicitada “N” veces, el banco Santander no nos paga una miseria de seguro de vida, los potentados no me reciben, menos atienden una solicitud de becas para los huérfanos que, sin razón alguna, de pronto se han quedado sin la protección y el cariño de sus padres, además sin el sustento material. Y como sucede con los miles de asesinatos en este maldito clima de violencia que azota de manera brutal al norte de México, los asesinos se pasean impunemente ¿felices? Como canta el hermano mayor León Felipe: ¿Y qué es la justicia? ¿Un pim pam pum de fiesta? ¿Un vocablo gracioso para hacer reír a los dioses y a los hombres?

Con un nudo permanente en la garganta, con las lágrimas ya agotadas, con la indignación y la impotencia por el arrebato inhumano y bestial de mi muy querido hermano Jorge, de sus compañeros, de tu hijo Juan Francisco y sus amigos y de los miles de seres humanos, mexican@s que nos han arrebatado, por esta patria mutilada y prostituida, por la sangre derramada, por la vida, por México, por este dolor nacional y compartido, por la esperanza, estaremos en la Marcha Nacional, acá en Durango entre el horror y el espanto, del jardín de San Antonio a la Plaza de Armas, con flores, guitarras, poemas, pancartas y las palomas de Picasso o las propias, a las once de la mañana, estaremos juntos en todas las plazas del país, a llorar por los ausentes, a gritar, que son tiempos de aullar, como nos dijo José Saramago. Hasta que el sol brille de nuevo en este México herido por la X, que a propósito escogiste.

Un abrazo doloroso y triste.

María Socorro Soto Alanís. Poeta.

miércoles, mayo 04, 2011

¿CUANTOS MUERTOS MÁS PARA PROHIBIR LOS POCITOS DE CARBÓN?



BOLETIN DE PRENSA

¿Hasta cuándo se tendrá que reconocer que hay una crisis muy seria en la minería del carbón en Coahuila de la cual los trabajadores y sus familias son quienes llevan la peor parte con muertos, viudas y huérfanos? ¿Cuántos muertos más para pasar del discurso gastado del que no vuelva a suceder a la acción concertada del gobierno federal y la corresponsabilidad de los empresarios locales? ¿Cuánto hay que esperar y qué más tiene que suceder para transparentar a PRODEMI y evitar que el negocio del carbón siga en las manos del gobierno de Coahuila?

En México, la minería del carbón no ha dejado de cobrar víctimas. Aunque es imposible determinar el número exacto de mineros fallecidos, de 1889 a la fecha, cuando menos han fallecido 1712 mineros siniestrados. 135 de ellos, fallecidos en la última década. En este 2011, Juan Manuel Gómez Gaytán y Daniel Vaquera Contreras, acaecidos en la Mina Lulú, propiedad de Minera Siderúrgica de Coahuila, el 2 de febrero del 2011. El 1º de mayo pasado, lamentamos la muerte de José Luis Rivera Garza, de 41 años, siniestrado en la mina de carbón “san Juan”, municipio de Escobedo, Coah. Llevamos 47 desde el siniestro en Pasta de Conchos, fallecidos a consecuencia de la falta de seguridad y condiciones satisfactorias de empleo como hoy lo pudo constatar el senador Carlos Osuna, presente en Sabinas, Coahuila..



A esta lista hay que sumar la tragedia de los 14 mineros siniestrados la mañana de hoy, en el pozo 3, de Beneficios Internacionales del Norte, S.A. de C.V., propiedad de Alfonso González Vélez. De ahí que nuestra organización, apenas el pasado 28 de abril, Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo, llamara a tener a todos estos mineros indefensos como mártires del trabajo.

Por ello, hacemos un llamado desde el sufrimiento y el reclamo de justicia a Felipe Calderón Hinojosa y al Poder Legislativo, para dignificar, sin demora mayor, las condiciones de vida y trabajo de los mineros del carbón y sus familias, mediante las siguientes dos medidas inmediatas: a) prohibir de una vez por todas, la explotación de carbón llamada pocitos, tiros verticales que de forma artesanal, ilegal y criminal, que mantiene a los mineros en condiciones deplorables; y b) emprender de manera inmediata, el rescate de los 63 mineros de Pasta de Conchos que desde hace 63 meses yacen en el socavón.

A una voz ¡RESCATE YA!
ORGANIZACIÓN FAMILIA PASTA DE CONCHOS


CEREAL
Centro de Reflexión y Acción Laboral
proyecto obrero de Fomento Cultural y Educativo A.C.
Privada de Lago San Pedro # 13,
Col. Cinco de Mayo, Del. Miguel Hidalgo,
CP11430, México D.F.
Tel. 01 (55) 52 50 03 28 / 55 45 99 25

A través de Somosuno Radio, un programa radial ciudadano para México y el mundo...


Haciendo Camino, donde la música popular mexicana, la trova, el canto nuevo, la poesía; tienen un espacio de libertad total. Como todos los miércoles de 7 a 8 de la tarde-noche
naturalmente por



En la música: Victor Heredia, León Gieco, Mexicanto, Carlos Arellano, Francisco Barrios,
Iraidia Noriega, Magos Herrera, Betsy Pecanins, Liliana Felipe.

Mensaje AMLO 2 de mayo del 2011