sábado, septiembre 26, 2009

Las Abuelas Africanas y el SIDA

La lucha contra el VIH en el continente cuenta con millones de guerreras anónimas

Albert Montagut (Ciudad del Cabo)

Ellas no participan en el 5º Congreso que la Sociedad Internacional del Sida (IAS) está celebrando en Ciudad del Cabo (Suráfrica), pero son la última línea de defensa contra el VIH. Ellas son las abuelas del sida.

Con millones de enfermos terminales a causa de la pandemia, son las abuelas africanas las únicas que pueden ayudar, en muchos casos, a los niños que se quedan huérfanos por culpa del virus.

Un grupo de 250 abuelas participan desde hace ocho años en un programa de ayuda a estos niños sin padres que está obteniendo buenos resultados sociales y sanitarios al norte de Ciudad del Cabo.

Fundación humanitaria

El programa denominado GAPA (Grand mothers Against Poverty and Aids) arrancó en 2001 como fruto de la colaboración de la fundación humanitaria de la multinacional biofarmacéutica estadounidense Bristol-Myers Squibb con el Instituto de la Vejez de la Universidad de Ciudad del Cabo y cinco ONG del township (asentamiento suburbial de Khayelitsha, donde viven unas 100.000 personas y donde una casa prefabricada de aluminio -cuatro paredes con una puerta y dos ventanas y un techo- vale el equivalente a 20 euros).

Muchas de las abuelas acogidas por este programa, dirigido por Phangisile Mtshali, han sufrido la pérdida de un hijo o de una hija a causa del sida y se enfrentaban a la realidad de mantener a sus nietos huérfanos. Las abuelas valoraron de forma muy positiva el programa piloto e hicieron planes para continuar su labor de forma más efectiva y organizada. Actualmente este programa proporciona a este grupo de abuelas oportunidades para formarse y generar ingresos con los que mantener a los niños.

"Mi hijo tenía 31 años cuando murió [de sida] y tengo que cuidar de su hijo y de otros cuatro nietos", explica Gogo Nkome, una de las animadoras del proyecto. Según Nkome, GAPA ha empezado a desarrollar centros de salud y escolares, y ha creado una fuerza social que se traduce en ayudas concretas y palpables. Nkome se declara feliz y honrada de su experiencia en GAPA y, sobre todo, porque, dice, "nuestro proyecto crece y crece".

Proyecto necesario

No se puede decir de estas abuelas de Khayelitsha que sean afortunadas, aunque reciban a sus visitantes con alegría, cánticos y sus mejores ropas de colores, pero es cierto que este tipo de proyectos son necesarios en toda África, de ahí la imperiosa necesidad de que los países del G-8 adopten el problema del sida como un compromiso sólido e inquebrantable y se multipliquen este tipo de proyectos que hoy fomentan algunas compañías privadas, tal y como se reclama desde la IAS.

La labor de estas abuelas en Khayelitsha es posible gracias al programa Asegurar el futuro, desarrollado por la fundación Bristol-Myers Squibb. Esta compañía anunció ayer en Ciudad del Cabo una nueva línea de asistencia y 1,3 millones de dólares adicionales para mantener alas organizaciones y personas que se dedican a luchar contra el virus y dar asistencia a personas infectadas.

El objetivo de Asegurar el futuro es el de prevenir nuevas infecciones, reducir su impacto en los pacientes y apoyar los esfuerzos para prevenir el virus, su tratamiento y los cuidados sanitarios de los infectados. De momento, 30.000 niños están bajo cuidado médico y 16.000 familias han recibido ayuda en su propia casa por un equipo puerta a puerta formado por 122 pediatras especializados en sida.

Asegurar el futuro arrancó hace 10 años con la puesta en marcha de programas de ayuda sobre el terreno en Suráfrica, Zambia, Botsuana, Lesoto, Namibia, Suazilandia y Mali, y ahora podrá extenderse a Burundi, República Democrática del Congo, Liberia, Marruecos, Nígery Togo. El apoyo de Bristol-Myers Squibb a la lucha contra el sida en Marruecos se realiza en centros hospitalarios infantiles en Casablanca, Agair y Marraquech.

El programa arrancó en 1999 con el apoyo de Kofi Annan, entonces secretario general de la ONU, y a lo largo de esta década se han invertido 150 millones de dólares.

El doctor Peter Piot, ex director ejecutivo de ONU Sida entre 1994 y 2008, ha declarado sobre Asegurar el futuro que "ha conseguido unir a personas que, de otro modo, no habrían trabajado juntas: instituciones académicas, activistas comunitarios y grupos de personas infectadas por el VIH".

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