Flor del desierto
Irma Alma Ochoa Treviño
A la temprana edad de 3 años, Waris Dirie, reconocida activista por los derechos de las mujeres, hija de nómadas somalíes, sufrió mutilación genital y a los 13 fue entregada en matrimonio a un sexagenario.
Waris, flor del desierto en idioma somalí, sobrevivió, pero dos de sus hermanas no. En los foros que se presenta, denuncia que Sofía murió desangrada el día de la mutilación y Amina falleció en el parto, con su bebé en el vientre.
Sofía, hermana de Waris, falleció a causa del sangrado intenso, una de las complicaciones inmediatas de estos procedimientos, que afectan la salud de las mujeres y de las niñas; entre las que figuran el dolor intenso, hemorragias, problemas urinarios, úlceras en la zona genital, tétanos e infecciones.
A largo plazo suelen presentarse infecciones recurrentes del conducto urinario, quistes, infertilidad, dificultades en la menstruación, fístulas, dolor en el coito, disfunción sexual y problemas en el embarazo y el parto; con el invariable dolor al corte y sutura de la vagina para el alumbramiento. Waris revela que Amina, otra de sus hermanas, falleció en el parto.
Esta brutal violencia de género, de desigualdad y de discriminación, en pleno siglo veintiuno, prevalece en 28 países africanos, además en Indonesia (Asia) y Yemen (Oriente Medio); debido a la inmigración, en la actualidad es cada vez más frecuente en Europa, Australia, Canadá y Estados Unidos, acorde a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la mayoría de los casos se interviene a niñas y adolescentes entre los 4 y los 15 años. Aunque en Eritrea y Malí, se perpetra en niñas menores de 1 año, afectando a un 44% y un 29% de estas niñas, respectivamente, violando lo establecido en la Convención de los Derechos del Niño (y de la Niña), firmada por la mayoría de los países que conforman las Naciones Unidas.
Asimismo, contraviene los diversos tratados internacionales que protegen los derechos de las mujeres y las niñas, a la salud, la integridad física y mental, la seguridad, no ser sometidas a tortura ni tratos crueles, inhumanos o degradantes y, en los casos en que esta práctica provoca la muerte, el derecho a la vida.
La mutilación genital comprende los procedimientos que de manera intencional eliminan los órganos genitales femeninos externos, como la clitoridectomía (amputación parcial o total del clítoris), la escisión (amputación del clítoris y de los labios menores), o la infibulación (amputación del clítoris, corte de labios menores y mayores, y sutura con hilo para estrechar la abertura vaginal).
Con el dolor reflejado en su rostro, Waris Dirie, desde la tribuna y con conocimiento de la causa que abandera, declara: si la familia rehúsa mutilar a la niña, ella no se casa, es echada del pueblo y estigmatizada. La mutilación es prueba de virginidad y virtud. Se mutilan los genitales femeninos porque se consideran impuros y hay que enterrarlos.
Waris se opuso al designio familiar, escapó, cruzó el desierto y llegó a Mogadiscio. Más tarde se trasladó a Londres, donde trabajó como empleada de limpieza. A los 18 fue descubierta por un fotógrafo londinense, inició su carrera como modelo y poco después se convirtió en la primera mujer de color que apareció en la portada de la revista Vogue en Europa.
Es también la primera mujer que declaró públicamente su mutilación, atrayendo la atención de los medios de comunicación de todo el mundo. Ese mismo año, 1997, Waris fue nombrada Embajadora especial contra la mutilación genital femenina de las Naciones Unidas.
A partir de entonces, en diversas tribunas y sin tapujos, ha denunciado las perjudiciales consecuencias de la mutilación genital femenina. Para abolir esta práctica, dice, el grito de las mujeres mutiladas debe ser escuchado en todas partes del mundo.
Actualmente, varios países africanos cuentan ya con leyes en contra de la mutilación genital femenina. Sin embargo, la OMS calcula que cada día 6 mil niñas están en riesgo de ser sometidas a esta cirugía, más de dos millones cada año. Al día de hoy, este organismo calcula entre 100 y 140 millones de mujeres y niñas han sufrido mutilación genital.
El grito de dolor de las mujeres y las niñas tuvo eco en algunos gobiernos africanos y organismos especializados que conjuntan esfuerzos para eliminar esta práctica, estableciendo cada 6 de febrero el Día Mundial de la Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina, con el propósito de analizar las estrategias, los logros y emprender nuevas campañas a fin de erradicarla.
Sin duda, la historia de Waris, la flor del desierto, abre una ventana a la esperanza.
Fuentes:
http://www.unicef.org/spanish/protection/index_genitalmutilation.html
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs241/es/index.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Waris_Dirie
domingo, febrero 06, 2011
6 de febrero el Día Mundial de la Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina
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